Análisis de Prinny 1·2 Exploded and Reloaded
25 octubre, 2020Disgaea es una de esas franquicias en las que siempre quise meterme y todas y cada una de las veces salí despedido exactamente igual que lo hacía el Team Rocket cuando Pikachu les aplicaba un impactrueno y Jesse, James y Meowth “despegaban de nuevo”. Cientos de reglas, condiciones y posibilidades para diezmar al ejército contrario, toneladas de lore y una cantidad de horas jugables absolutamente obscenas son las responsables.
Afortunadamente, los viejos como yo, que disfrutamos durante nuestra infancia de numerosos títulos de plataformas, tenemos la oportunidad de zambullirnos en este extravagante universo gracias a los títulos que hoy nos ocupan. Os hablo, como ya sabéis, del díptico protagonizado por los pingüinos que, en esta versión del infierno, encarnan a las almas condenadas que deben pasar el resto de su muerte prestando servicio a la inefable, divertida, cruel y explotadora Etna. Os hablo, ya digo, de los Prinnies.
La premisa de ambos juegos incluidos en esta pequeña compilación no deja de ser una excusa peregrina, muy al estilo de los propios Disgaea, para poner en la primera línea de batalla a estos palmípedos, que no olvidemos, además de cobardes y francamente despreciables, son altamente volátiles. Afortunadamente Etna les provee de una bufanda que les protege de hasta 3 golpes antes de entrar en la inevitable combustión. Cada vez que uno de nuestros prinnies sucumba a estos tres impactos, su bufanda será heredada por el siguiente para continuar con su misión, acabándose las oportunidades para cumplir nuestro cometido cuando los 999 pingüinos vuelen por los aires.
Así pues nos adentramos en este aparentemente sencillo plataformas que cuenta, como no podía ser de otra forma, con una serie de particularidades para acercarlo a su saga “madre”. Esto implica que el juego es a ratos desafiante y satisfactorio, a ratos desesperante. Empezando por el arco del salto de nuestros protagonistas, que es uno, solo uno, y no es posible modificarlo en mitad del salto, salvo ejecutando el doble salto. Siguiendo por la manera de enfrentar a los enemigos, que morirán de pocos espadazos pero que antes de pasar por nuestro acero, en la mayoría de ocasiones habrán de ser aturdidos saltando sobre ellos. Y recordemos que el salto no es el más responsivo del mundo. Por cada uno de estos aturdimientos bien ejecutados, rellenaremos una barra de combo que una vez completa, nos dará acceso a un premio una vez ejecutemos al enemigo. Esto no es baladí porque los primeros premios son meros objetos que te dan puntos, pero a medida que hagamos combos, nos darán impactos extra, y creedme amiguitos que los vamos a necesitar. Porque aunque al principio el cometido se vea sencillo, pronto la cuenta de prinnies empezará a bajar peligrosamente, sobre todo si nos ponemos borricos y queremos recoger los numerosos coleccionables de cada nivel. Además, si algo tiene este juego son unos jefes que van a poner a prueba nuestros nervios, y que son bastante más ágiles que los enemigos normales y tienen rutinas que debemos entender y aprender a contrarrestar.
El duro camino hacia el final del juego está trufado, eso sí, de excelentes animaciones en dos dimensiones, gráficos simpatiquisimos, un doblaje la mar de cachondo y algunas de las mejores melodías que nos dio la PSP, juego donde los Prinnies vivieron su aventura por primera vez.
Es innegable el encanto que este par de juegos tendrán tanto para los fans de la saga como para aquellos que, como yo, viven con la curiosidad de conocer más y mejor el universo Disgaea. Eso sí, tened vuestros nervios preparados porque en más de una ocasión vais a tener ganas de mandar vuestra Switch a volar bien lejos.
Imagenes: Nis America
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