Análisis West of Dead
10 agosto, 2020La muerte es el final del camino, el vacío insondable, la negrura eterna… ¿O no? Precisamente el título que analizamos hoy, el roguelike de Upstream Arcade y Raw Fury, West of Dead, se encuentra ambientado en la vida después de la muerte. En él encarnaremos al difunto William Mason, un pistolero atrapado en el Purgatorio, “un lugar de pólvora y oscuridad, pecado y penitencia, brujas y wendigos”, donde, tras morir, uno puede ir al Este o al Oeste. Pero desde la llegada de un misterioso personaje conocido como “El Predicador”, las almas quedan atrapadas en el Purgatorio, obligadas a luchar hasta el fin de los tiempos. De nada sirve morir en Purgatorio. Si un enemigo acaba con nosotros, reapareceremos de nuevo en el bar que da comienzo a nuestra aventura, listos para repartir plomo de nuevo entre los muertos vivientes.
El sistema de combate del que hace gala este juego es el famoso “twin-stick shooter”, en el que nos desplazaremos con el stick izquierdo mientras apuntamos con el derecho. Dispondremos de dos armas para usar con los dos gatillos del mando, y aunque la munición es ilimitada, tendremos que coordinar muy bien las recargas, ya que el tamaño de los cargadores es muy limitado. El juego también dispone de un sistema de coberturas con las que cubrirnos durante los tiroteos para protegernos del fuego enemigo y recargar nuestras armas. A diferencia de otros roguelike, West of Dead no es un juego frenético de entrar pegando tiros a toda velocidad, sino que tendremos que planificar con cuidado cada disparo y cada recarga, saltando de una cobertura a otra mientras iluminamos el escenario encendiendo unos faroles que aturdirán a los enemigos. Al derrotar a nuestros oponentes, obtendremos hierro, nuestra moneda para comprar en la tienda, y pecados, que tendremos que entregarle a la Bruja para mejorar a nuestro personaje y permitirle progresar tras cada muerte y renacimiento.
A nivel gráfico, el juego luce un estilo cel shading que casa perfectamente con una estética que recuerda muchísimo a los cómics de Mike Mignola. Cada escenario, generado de forma procedural, tiene su propia ambientación y estética únicos. Donde el juego verdaderamente sobresale, es en el apartado sonoro, con una banda sonora digna de elogio que nos traslada a las viejas glorias del spaghetti western, y un doblaje soberbio por parte de Ron Perlman, el actor que interpretó por primera vez en el cine a Hellboy (personaje creado por Mike Mignola. ¿Casualidad? No lo creo). Su voz en off grave y profunda casa perfectamente con la personalidad pesimista del protagonista, que no pierde la oportunidad de recitar amargamente su mala situación, y la poca confianza que le dan los distintos personajes con los que se encuentra. Y lo mejor, con subtítulos en castellano, ¡Y a gran tamaño! Se agradece mucho que un juego subtitulado no requiera de lupa para poder seguir los diálogos.
A nivel técnico, su rendimiento es excelente, sin tirones ni bajadas de fps en los tiroteos, al menos en la versión de PC, que es la que hemos podido analizar. Sin embargo, se echa de menos más opciones de configuración a nivel gráfico, ya que actualmente se limitan a la resolución y al número de fuentes de sombras. Su sistema de combate funciona bastante bien, tanto con teclado y ratón como con un mando de xbox one (aunque se nota que ha sido diseñado para ser jugado con mando), y sólo hemos notado que el sistema de autoapuntado a veces se lía cuando hay varios enemigos juntos y dispara al que tú no estás apuntando. Salvo este pequeño detalle, tanto revólveres como rifles y escopetas funcionan a la perfección.
En conclusión, un roguelike atípico con muchísima personalidad, con una banda sonora de 10, y un sistema de combate bastante decente. Muy recomendable.
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