Análisis Untitled Goose Game

Análisis Untitled Goose Game

22 noviembre, 2019 0 Por Agustín Raluy
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PC

El Señor del Caos

Adivina, adivinanza… ¿qué personaje tiene la cara blanca, una extraña boca, una desconcertante carcajada y tiene como misión en la vida desatar el caos allá por donde pasa? Y no, no es el Joker. ¿Queréis conocer la respuesta? Solo tenéis que seguir leyendo.

Untitled Goose Game, que se podría traducir al castellano como “Juego del ganso sin título”, es sin duda un juego especial. Para empezar, por su inusual protagonista: un ganso. Pero ojo: ganso, ganso, ganso. Con alas de ganso, pico de ganso, patas de ganso y mecánicas de ganso. Un ganso común, sin habilidades especiales, sin lore ni un destino legendario, sin superpoderes ni subidas de nivel. Un ganso común, pero no un ganso cualquiera. Nuestro protagonista es un auténtico hijo de… gansa con un única misión: desatar el caos en un apacible pueblecito de la campiña australiana caiga quien caiga, ya sea aterrorizando a niños inocentes o tirando al suelo a un pobre anciano.

Con esta carta de presentación nos llega el segundo título del pequeño estudio australiano House House, con vocación de ser un soplo de aire fresco y renovador en una industria en la que cada vez es más difícil encontrar propuestas innovadoras. Jugablemente, podríamos definir Untitled Goose Game como un sandbox de puzzles y sigilo con un toque de slapstick (comedia física). Algo así como un hijo bastardo entre Monkey Island y Hitman… pero con ganso.

Ahí precisamente es donde radican la ironía y la comedia de la propuesta. Pero también su belleza. ¿Qué hay más alejado del concepto de sigilo que la criatura ruidosa, torpe y patosa que es un ganso? ¿Cómo interactuar con el entorno para resolver los puzzles que nos plantea el juego si nuestra única herramienta es nuestro pico?

Y es que nadie dijo que se un ganso fuese fácil o glamouroso. Untitled Goose Game nos sitúa en un bucólico y apacible pueblecito en el que la gente disfruta de su vida y de sus quehaceres cotidianos. Aunque todo el mapeado está conectado y resulta accesible conforme vamos avanzando, el juego se desarrolla en cinco zonas diferenciadas en las que tendremos que conseguir desbloquear el acceso a la siguiente para seguir progresando. ¿Cómo lo conseguimos? Resolviendo una lista de misiones, o tal vez debería decir perpetrando una serie de gamberradas, que propicien la involuntaria colaboración de los habitantes de este singular pueblecito para facilitarnos el tránsito hasta la siguiente zona.

El planteamiento jugable es muy sencillo: para cada zona se nos da una lista de tareas / gamberradas y libertad total para hacer lo que queramos. Bueno, lo que queramos teniendo en cuenta que somos un ganso y eso limita bastante nuestras posibilidades. Nuestra herramienta principal va a ser el pico, con el que podremos recoger objetos al alcance de nuestro cuello y llevarlos con nosotros, ya sea directamente o arrastrándolos si el objeto en cuestión tiene cierto tamaño. Además, también podremos extender nuestras alas para llamar la atención y, por supuesto, contaremos con el instrumento tocapelotas por excelencia: nuestro poderoso graznido.

Si a estos ingredientes les sumamos unos escenarios ricos en objetos y posibilidades, obtendremos la receta perfecta para sembrar el caos allá por donde vayamos. Más allá de la lista de tareas necesarias para desbloquear el avance, el juego premia la experimentación, la creatividad y, sobre todo, la mala leche regalándonos momentos realmente divertidos, en especial las reacciones de los NPCs al caer víctimas de nuestras gansadas. Para no coartar la creatividad, no existen acciones incorrectas ni penalizaciones más allá de tener que replantear nuestra estrategia. A fin de cuentas, ¿quién querría hacer daño a ese simpático e inofensivo ganso que deambula por el vecindario?

Gráficamente, Untitled Goose Game apuesta por un estilo minimalista pero funcional, con colores planos sin texturas que nos recuerdan poderosamente a las ilustraciones de un libro infantil. Si bien es cierto que ni la animación de los NPCs ni las físicas destacan especialmente, sí cabe destacar el mimo con el que se han recreado las animaciones y el control de nuestro ganso protagonista. Todos y cada uno de los movimientos del ganso parecen naturales, con ese caminar torpe tan característico en tierra pero tremendamente grácil en el agua. En ese sentido, llama la atención la adaptación de los controles, que recogen perfectamente esa torpeza natural y consiguen transmitirla al jugador. Así, por ejemplo, cuando nuestro ganso está corriendo, le cuesta horrores cambiar de dirección. El apartado sonoro raya a un nivel muy alto, tanto en los efectos de sonido – en especial, el graznido de nuestro protagonista – como en la banda sonora, ligera y desenfadada, cómica por momentos, que evoca a esas partituras de comedias clásicas del cine mudo en las que un pianista, en directo, iba variando el ritmo y la intensidad según lo que estaba ocurriendo en pantalla. El juego carece de voces, pero todos los textos del juego, tanto en los menús como en la lista de tareas, se encuentran disponibles en castellano. Eso sí, hay que decir que la traducción es mejorable. En general esto no supone ningún problema, pero algunas tareas, tal y como aparecen traducidas, pueden llegar a resultar algo confusas.

Llegados a este punto, es necesario hablar sobre la duración del juego. Completar con éxito todas las tareas de los 5 niveles del juego nos llevará entre 2 y 3 horas aproximadamente. Una vez terminada la aventura y con el mapa completamente abierto, la lista de tareas se amplía con nuevas maldades para perpetrar, permitiendo alargar la experiencia otro par de horas. Aunque puede parece un juego corto, creemos que resulta más que adecuada para lo que promete, teniendo en cuenta que, además, podemos dedicar todo el tiempo que queramos a probar gansadas simplemente por la curiosidad de ver qué puede suceder.

En resumen, House House nos trae una propuesta única, un auténtico soplo de aire fresco que nos hará con otros ojos los habitualmente serios juegos de sigilo. Incluso nos sacará más de una sonrisa. Si tienes ganas de pasar un buen rato mientras haces el ganso, no te lo pienses: Untitled Goose Game es tu juego.

 

 

 

 

 

 

 

 

Imágenes del articulo cedidas por House House, a través de presskits. Los logotipos y marcas que aparecen en ellas son propiedad de sus respectivos dueños y son utilizadas aquí únicamente con fines ilustrativos

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Untitled Goose Game

8.3

Historia

7.0/10

Jugabilidad

9.0/10

Diseño Artístico

8.5/10

Diseño de Sonido

8.5/10

A Favor

  • Ser un ganso mola. Ser un ganso malvado mola todavía más.
  • Buen diseño de niveles, con montones de cosas por hacer.
  • El sigilo no tiene por qué estar reñido con el humor.

En Contra

  • Tal vez sea demasiado corto para algunos jugadores.
  • Algunos (pocos) problemas en la traducción de las tareas.