Análisis Nintendo Switch

Regreso al futuro

Debía de tener yo unos 12 años, más o menos. Recuerdo que era uno de los veranos más cálidos de mi infancia. Y recuerdo que era, concretamente, agosto y que estaba en un piso alquilado para veranear. Había decidido llevarme mi Playstation al piso, ¡no iba a pasarme un mes entero de mis vacaciones sin jugar a la consola! Me debí de llevar varios videojuegos, eso está claro, pero sólo recuerdo uno de ellos: un flamante plataformas que había adquirido hacía muy poquito y que me tenía encantado: había un pequeño dragón, una antagonista que había robado todos los huevos del Reino de los Dragones, un montón de gemas a recolectar y muchos minijuegos y personajes secundarios divertidísimos. Está claro, aquel iba a ser el veranos de Spyro: El año del dragón.  Y vaya si lo fue: no dejé rincón sin patear, ni huevos de dragón sin localizar, ni misiones secundarias sin cumplir. Lo quise hacer todo.

Cuento todo esto porque el anuncio de Spyro Reignited Trilogy (que está compuesto por Spyro The Dragon, Spyro Ripto’s Rage y Spyro The Year of the Dragon) supuso volver exactamente a ese recuerdo, a ese momento de mi vida en el que las vacaciones duraban tres meses y no había más preocupaciones que llenar el tiempo de ocio. Un momento dulce, vaya. Pero volver al pasado siempre da miedo, por lo que el paso del tiempo haya podido tergiversar o distorsionar: aquello que antes nos parecía lo más, es probable que visto con nuestro ojos de ahora nos parezca bien poca cosa. Ya decía Joaquín Sabina que “al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver” y siempre me ha parecido una idea muy acertada y por eso me suelo alejar del dulce aroma de la nostalgia. El anuncio del remake de la trilogía original de Spyro me alegraba tanto como me atemorizaba: los recuerdos gratos nos suelen jugar malas jugadas. Pero, por fortuna, debo decir que no ha sido así. El notable plataformas que aterrizó en 1998 en la consola de sobremesa de 32 bits de Sony tuvo una cálida acogida, lo que permitió que gozáramos, en años consecutivos, de dos excelentes entregas más. Por aquel entonces, se estaban asentando las bases de los mundos tridimensionales: nada fácil para un plataformas que debía mostrarnos un mundo colorido, que hiciera gala de una cámara ágil y con buena movilidad y que nos regalara un manejo preciso del protagonista. Por suerte, la trilogía inicial de Spyro supo hacer todo ello con muy buen tino y regalarnos tres videojuegos que, a día de hoy, mantienen el tipo de forma meritoria.

Lo que uno siente nada más iniciar este remake es el tremendo amor del que Toys for Bob, la desarrolladora encargada de esta obra, ha sabido impregnar a cada una de las imágenes del videojuego: se nota mimo y pasión por los originales, en recrear sus escenarios, personajes, movimientos. No hablo de sus cinemáticas, recreadas casi de forma milimétrica, sino de cómo vemos el universo de Spyro en movimientos: recorrer su diferentes mundos y niveles es una experiencia renovada gracias al lavado gráfico que se ha llevado a cabo. Spyro se mueve, salta y planea como antes, sí, pero los mundos que ha de recorrer nos saben a nuevo, nos hacen paladear escenarios recreados al detalle, pensando en los viejos jugadores, pero teniendo en mente a todos los nuevos que están por llegar. El apartado artístico es simplemente sensacional: los brillos de las gemas, los arbustos quemados por nuestra bocanada de fuego, los enemigos y sus acciones  caricaturescas, Sparx moviéndose a nuestro alrededor… Todo nos deja boquiabiertos ante unos niveles que parecen hechos con el tacto de la infancia: un mundo de imaginación y diversión infinitas, todo parece hecho de las misma textura que las nubes de algodón. Y para poner la guinda a este pastel de ensueños, tenemos un doblaje al castellano muy divertido y que cumple con creces con lo que se espera de él. A ello hay que sumarle una música sencilla pero pegadiza que sabe acompañar las aventuras del pequeño dragón de manera notable.

Por lo general, y para aquellos que desconozcan de qué va exactamente Spyro y esta trilogía plataformera: las tres aventuras que la conforman nos ponen en la piel de pequeño Spyro, un dragón que se va a ver constamente ante la tesitura de salvar su mundo de las amenazas de los tres antagonistas que irán apareciendo en las diferentes entregas. Esto nos obligará a visitar diversos mundos que están conformados por una serie de niveles a los que accederemos mediante portales y que esconden elementos (dragones convertidos en cristal, emblemas, huevos de dragón) que nos serán de vital importancia para desbloquear los nuevos mundos. Todo ello, claro está, combinando las diferentes habilidades de Spyro (y sus acompañantes en la entrega final) en un plataformas que se mantiene en un estado excelente y que se muestra fácil de finalizar, pero difícila de completar al 100%.

Pero los años no pasan en balde y eso se nota muchísim en la primera entrega: en palabras de mi amigo y compañero Julio, es un auténtico “recolectathlon”, es decir, simplemente el jugador se dedica a recolectar objetos claves para ir desbloqueando el avance, pero sin ninguna motivación  ni recompensa concreta más allá de finalizar la aventura. Algo que no llega a hacerse del todo tedioso gracias al diseño de niveles, pero que le pasa factura, sobre todo por lo inconexo que al final resultan todos los niveles entre sí. Por fortuna, podemos decir que tanto la segunda entrega como la tercera siguen siendo igual de divertidas que lo fueron en su momento gracias a dotar de utilidad y sentido a esa cantidad ingentes de elementos que acumulábamos en la primera entrega: por poner un ejemplo, aquí las gemas sirven para abrir nuevos accesos o comprar ciertas habilidades. Además, aparecen los desafíos secundarios presentes en los niveles, con diferentes grados de dificultad que harán sacar lo mejor de nosotros para completar sus desafíos y que dan la variedad necesaria para evitar tener la sensación de estar siempre haciendo lo mismo. En el caso que nos ocupa, la versión de Switch es cierto que ha perdido ciertos detalles y texturas en comparación con las de PS4 y Xbox One, pero se muestra sólido y bastante fluido: algunos tirones y bajadas de frame rate he sufrido, pero nada alarmante ni en exceso molesto. Gráficamente aguante el tipo de manera excelente y sabe sacar un rendimiento muy bueno de la Switch. Eso sí, los tiempos de carga son más elevados que en las versiones citadas, por lo que deberemos tener algo más de paciencia a la hora de cargar partidas y niveles.

Spyro Reignited Trilogy ha supuesto un retorno a aquella infancia con mi PsOne, pero también es cierto que han sabido darle un lavado de cara tremendo para adaptarlo gráficamente a los tiempos que corren. Así los adultos podremos volver de nuevo a nuestra infancia y los más jóvenes podrán descubrir un plataformas que, después de tantos años, se mantiene en un envidiable estado de forma. Quizás hubiera estado bien que en este remake se hubieran arriesgadoa a aportar algunas novedades, pero lo que es cierto es que nadie que se acerque a este remake se va a aburrir lo más mínimo: tendréis horas de diversión, sobre todo para aquellos completistas, a quienes les esperan decenas de horas de recolección y superar desafíos. Así que ya sea por nostalgia o por querer descubrir un personaje (y sus aventuras) icónico de aquella consola de 32 bits, los amantes de los plataformas tienen una cita ineludible en este remake,

 

 

 

 

 

 

Imágenes del juego cedidas por Activision, a través de presskits,  para documentar el articulo. Los logotipos y marcas que aparecen en ellas son propiedad de sus respectivos dueños y son utilizadas aquí únicamente con fines ilustrativos.