Hitman 2. Que parezca un accidente…
10 diciembre, 2018Análisis PS4
A punto de cumplir la friolera de 20 años de vida, uno de los personajes más reconocibles del mundo de los videojuegos es, sin duda, el Agente 47, protagonista de la saga Hitman. Fácilmente reconocible por el código de barras en la nuca y fiel a su cabeza rasurada y su elegante traje negro, nuestro asesino favorito se presenta en plena forma para afrontar su última entrega hasta la fecha: Hitman 2.
Pese a ser la séptima entrega de la serie desarrollada por el estudio danés IO Interactive, el juego se plantea como una secuela directa de Hitman, el título episódico publicado en 2016 bajo el paraguas de Square Enix. Tras un par de años turbulentos en los que ha estado en peligro del futuro del estudio, ahora bajo el sello de Warner Bros, nos llega un título que casi más que una segunda parte podría hablarse de una segunda temporada o de un pack de expansión. De hecho, el juego comparte prólogo/tutorial con su predecesor e incluso integra todo su contenido (campaña, cinemáticas, escenarios…) en los menús, como si de un único título se tratase.
¡Ojo! Lo anterior no quiere decir que Hitman 2 incluya todo el contenido de Hitman de forma automática. Para disfrutar de todo el contenido de Hitman dentro de Hitman 2 es necesario adquirir e instalar el denominado Legacy Pack, disponible como contenido descargable. La buena noticia es que este contenido se ofrece de forma gratuita para todos aquellos poseedores de Hitman, en cualquiera de sus ediciones tanto física como digital. Para ello, basta con actualizar Hitman a su última versión y desbloquear el Legacy Pack desde su menú principal. Una vez que el Legacy Pack está descargado e instalado, ya podremos desinstalar Hitman para liberar espacio en nuestra consola pudiendo disfrutar de todo su contenido dentro de Hitman 2, aprovechando todas las mejoras y novedades introducidas en esta segunda parte. Así pues, Hitman 2 es más de lo mismo. Si no te gustó Hitman, no vale la pena que sigas leyendo esta reseña puesto que en Hitman 2 no vas a encontrar nada que te vaya hacer cambiar de opinión. En caso contrario, o si es tu primer contacto con la franquicia, tienes ante ti un excelente juego, que sabe mantener y potenciar aquellos aspectos y mecánicas que funcionaban bien en el anterior título y corregir todo aquello que no lo hacía.
Sin duda lo más criticado del primer Hitman fue la estructura episódica escogida por Square Enix para su lanzamiento, que les había funcionado muy bien con Life is Strange pero que no tenía demasiado sentido para un título de esta naturaleza. Afortunadamente para los aficionados, esta segunda entrega nos llega completa desde el primer día. Además, Hitman 2 incluye nuevos modos de juego, multijugador, mejoras el el motor gráfico y algunas (pocas) mecánicas jugables nuevas, como pueden ser la posibilidad de ocultarnos entre la maleza o entre multitudes, el uso realista de los espejos, los cacheos o el regreso del maletín en el que poder ocultar objetos comprometedores. Pero no nos adelantemos y comencemos por el principio. ¿Qué nos ofrece Hitman 2? Estamos ante un juego de infiltración en el que, tomando el papel del Agente 47, tendremos que ejecutar una serie de asesinatos en diferentes escenarios a lo largo y ancho del mundo. Concretamente, la campaña principal se compone de 6 asesinatos que en lugares tan sugerentes como un circuito de velocidad en Miami, un barrio de chabolas de Colombia o un estudio de cine de Bollywood en Mumbai.
Las reglas del juego son aparentemente sencillas: asesinar a los objetivos de la misión y llegar al punto de extracción con vida. Pero sólo resultan sencillas en apariencia, puesto que conseguirlo nos va a dar más de un quebradero de cabeza. Las posibilidades para llevar a cabo nuestra misión son prácticamente infinitas y, si hay una palabra que puede definir el sistema de juego es esta: libertad. Libertad para sacar la pistola al comienzo de la misión y tratar de acabar con cada NPC del juego hasta dar con nuestro objetivo (idea que seguramente acabará mal), libertad para utilizar el sigilo y la infiltración para quedarnos solos con nuestro objetivo y acabar con él con nuestras propias manos, o libertad para planificar cuidadosamente nuestro movimientos, jugar con los elementos a nuestra disposición y conseguir que se caiga un foco en el momento indicado de forma que la muerte parezca un accidente. Todas estas opciones, y muchísimas más, son perfectamente posibles en el mundo de Hitman donde el único límite lo pone nuestra imaginación.
Cada uno de los escenarios anteriormente mencionados es un enorme y rico mundo abierto, vivo y lleno de posibilidades a lo largo y ancho de su amplio mapeado, tanto en horizontal como en altura con edificios de varias plantas que podremos recorrer completamente. Son precisamente estos escenarios los que constituyen el alma del juego, diseñados con un alto nivel de detalle muy cercano al realismo, tanto que muchos de los edificios representados parecen haber sido diseñados por arquitectos profesionales. Y no solo por su diseño sino por cómo han sido poblados. En cada escenario encontraremos muchos y variados personajes de todo tipo, cada uno con sus rutinas establecidas, incluso muchos de ellos con sus propias historias y motivaciones que podremos usar en nuestro beneficio particular. Así, por ejemplo, en el circuito de velocidad además de multitudes de aficionados encontraremos mecánicos, staff de pista, comentaristas deportivos, realizadores, guardias de seguridad, VIPs en sus palcos, pilotos, camareros, ingenieros de escuderías… incluso mascotas en forma de pollo gigante.
Otro factor muy interesante en el juego es el paso del tiempo. Y no porque vayamos a tener una cuenta atrás que nos marque el límite para finalizar nuestra misión, sino porque conforme va pasando el tiempo los personajes van a ir siguiendo sus propias historias, van a ir sucediendo acontecimientos y se van a dar circunstancias que podremos aprovechar, o no, para nuestra progresión, de forma que en ocasiones la mejor aproximación a un problema será esperar pacientemente hasta que se dé la situación exacta que estamos buscando. O, si no somos tan pacientes, tal vez podamos crear esa situación nosotros mismos. Volviendo al ejemplo del circuito de velocidad, nuestro objetivo aprovecha los preliminares de la carrera para mantener reuniones de negocios o para saludar a viejos conocidos, pero cuando la carrera comienza se desplazará a su palco reservado para poder disfrutar cómodamente del espectáculo y cuando ésta termine será uno de los encargados de entregar los trofeos a los ganadores. ¿Cuál es el mejor momento para asestar nuestro golpe? ¿Cómo nos aproximaremos a nuestro blanco sin levantar sospechas en cada una de sus posibles ubicaciones? ¿Cómo podremos cometer el asesinato sin que nadie lo perciba? La mejor manera de responder a estas preguntas es sumergirse en los distintos escenarios y tratar de empaparse de sus dinámicas para acabar encontrando distintas ventanas de oportunidad que podamos terminar aprovechando.
Aunque la campaña principal propone “únicamente” 6 misiones, existen tantas posibilidades para superlas que son prácticamente inabarcables, siendo la rejugabilidad de las misiones uno de los puntos fuertes de este título. Cada misión viene acompañada de una serie de retos (por ejemplo, “ahoga al objetivo mientras duerme con una almohada” o “mata al objetivo disfrazado de cocinero”) que ayudan a enriquecer todavía más la experiencia de juego, actuando al mismo tiempo como pistas sobre algunas de las posibilidades que nos permite el escenario y que tal vez no se nos hubiese ocurrido. Además, conforme vamos completando asesinatos se nos otorgan puntos de maestría que desbloquean nuevas posibilidades dentro de la misión, como pueden nuevas ubicaciones en el mapa desde la que comenzar la misión, nuevas armas o nuevos disfraces con los que empezar la aventura.
Los disfraces siempre han sido una de las señas de identidad de la saga. Que el juego permita una libertad de movimiento total no quiere decir que podamos movernos libremente y hacer lo que queramos. Por supuesto que podemos dirigirnos directamente hacia nuestro objetivo con una pistola en la mano nada más comenzar el nivel, pero lo que ocurrirá será que los civiles se asustarán, gritarán y darán la alarma tan pronto como nos vean y los agentes de seguridad nos pedirán amablemente primero y no tan amablemente después que nos detengamos, y nuestra misión termine antes de que nos demos cuenta. En su lugar el juego premia el sigilo y la infiltración, siendo el mejor resultado posible aquel en el que la única víctima sea nuestro objetivo y en el no hayamos levantado sospechas durante su ejecución. Para ello, los disfraces van a ser nuestro principal aliado, permitiéndonos esa movilidad completa siempre y cuando dispongamos del disfraz adecuado para cada ocasión. Así, por ejemplo, seguramente los guardias de seguridad no nos dejen cruzar la puerta principal del edificio en el que se encuentra nuestro objetivo si vamos vestidos de paisano, pero sí nos dejen pasar si previamente noqueamos a uno de los abogados que trabajan en el edificio aprovechando que ha salido al callejón trasero a fumar y adoptamos su identidad disfrazándonos con su atuendo.
Podría seguir durante bastantes páginas con más ejemplos describiendo las mecánicas jugables y las posibilidades estratégicas de cada escenario, pero prefiero dejarlo para que sea cada jugador el que las vaya descubriendo. Simplemente diré que el juego está diseñado para que prácticamente cada objeto y situación que vayamos encontrando puedan ser letales. En ese sentido, el lema “Make the world your weapon” (Haz del mundo tu arma) que acompaña al título del juego, resulta toda una declaración de intenciones.
En cuanto a los modos de juego, además de la campaña principal con sus múltiples variaciones, y de algunas campañas añadidas que vienen en forma de DLC, existen varios modos adicionales para que siempre tengamos donde elegir. Por un lado, tenemos algunos modos heredados del primer Hitman como pueden ser las misiones alternativas, que se desarrollan en los mismos escenarios pero son completamente ajenas a la trama principal. También tenemos los contratos, muy parecidos a estas misiones alternativas, pero creados por los miembros de la comunidad: podremos crear nuestros propios contratos y al mismo tiempo tratar de resolver los propuestos por otros jugadores. También se mantienen los llamados objetivos escurridizos: misiones únicas que van apareciendo con cierta periodicidad y que solo están disponibles durante una corta ventana de tiempo, de forma que si no la jugamos durante ese periodo la perdemos para siempre. Estos objetivos, incluidos en la versión estándar del juego, escurridizos ayudan a alargar la vida del juego, disponiendo de así de nuevos retos incluso cuando ya hayamos terminado de sacarle todo el jugo al contenido estándar del juego. Además, suponen un aliciente para hacerse con el juego lo antes posible: cuanto más tarde compres el juego, más objetivos escurridizos te vas a perder. De momento, se ha lanzado ya el primero de ellos, en el que nuestra víctima está interpretada por el conocido actor Sean Bean, que responde al divertido nombre de “El inmortal”.
En cuanto a los nuevos modos de juego, se introducen el modo Sniper Assassin y el denominado Ghost Mode. En el modo Sniper Assassin, inspirado en Hitman Sniper disponible para móviles, tendremos que acabar con nuestros objetivos desde la distancia con la única ayuda de nuestro rifle de francotirador en un tiempo limitado. De momento hay un único escenario, el palacio de Himmelstein, en el que durante el transcurso de una multitudinaria boda tendremos que acabar con 3 de los invitados (incluyendo al padre de la novia) así como con todos los guardias de seguridad. Una tarea nada fácil teniendo en cuenta que saltará la alarma y los objetivos huirán si cualquiera de los invitados encuentra un cadáver o percibe un disparo. Para evitarlo, habrá que estudiar detenidamente los patrones de comportamiento de cada uno de los objetivos y escoger el momento justo para apretar el gatillo, de forma que los cadáveres queden ocultos por el entorno. Este desafío se presenta en dos modalidades, tanto individual como en cooperativo para dos jugadores a través de Internet multiplicando así las posibilidades estratégicas.
El segundo modo de juego, Ghost Mode, nos ofrece una aproximación coherente con el espíritu de la franquicia al multijugador competitivo. Este modo plantea sitúa a dos jugadores sin equipamiento alguno en el mismo punto de partida del mismo escenario y plantea el reto de conseguir 5 eliminaciones inadvertidas antes que el rival, teniendo en cuenta que aunque los objetivos son comunes, cada jugador se mueve en su propio “mundo paralelo” en el que no se tienen en cuenta las acciones del rival, aunque sí podemos verlas como si de un fantasma se tratase. De la misma forma que ocurría con Sniper Assassin, de momento este modo de juego se encuentra únicamente disponible en uno de los escenarios del juego, aunque se espera que se vayan incluyendo más a lo largo del tiempo.
En el apartado artístico, tal y como ya hemos comentado, el juego destaca especialmente por el diseño de sus escenarios, todavía más grandes y ricos en detalles que en la entrega anterior, en especial los exteriores y los espacios abiertos donde brilla excepcionalmente el gran trabajo realizado con la iluminación. En cambio, el modelado de los personajes, tanto del Agente 47 como de los NPCs que pueblan los mapas son bastante menos detallados y presentan unas animaciones que podrían ser más naturales a estas alturas de generación. En el apartado sonoro, la música es principalmente ambiental y destaca sobre todo en los menús y en las secuencias cinemáticas, cediendo su protagonismo durante el juego a un diseño de sonido que acompaña perfectamente a la ambientación de los escenarios, contribuyendo a esa sensación de escenarios vivos: escucharemos conversaciones casuales de paseantes, ruidos callejeros, efectos atmosféricos, animales sueltos,… Además, como suele ser habitual en los juegos de infiltración, el sonido es otro elemento importante ya que un ruido en el momento inadecuado puede llamar la atención de nuestros enemigos y delatar nuestra presencia. En cuanto a las voces, en perfecto inglés, destacan las de los personajes principales: el Agente 47 y su cuidadora, encargada de realizar las presentaciones de cada misión. El resto de voces, en cambio, suenan demasiado estándares y poco diferenciadas, sobre todo teniendo en cuenta que el juego se desarrolla a lo largo y ancho del mundo y deberían poder apreciarse múltiples acentos. Los textos, como no puede ser de otra forma en un título de esta categoría están perfectamente traducidos al español, permitiendo la personalización del tamaño de los subtítulos para no perdamos detalle de ninguna conversación.
Técnicamente el juego es correcto y es capaz de mantener una tasa estable incluso en aquellos momentos con un gran número de personajes en pantalla, aunque sea a costa de la calidad de las animaciones. En general, el juego responde bastante bien a los controles, aunque en ocasiones he tenido que insistir en la pulsación para iniciar conversaciones con los NPCs o para recargar el arma. Y es precisamente en el uso de las armas y en el combate cuerpo a cuerpo, donde encontramos probablemente el punto más negro del juego: el gunplay se siente torpe, a años luz de los estándares a los que estamos acostumbrados. Lo mismo puede decirse del combate cuerpo a cuerpo, bastante tosco y limitado a un par de golpes. En general, podemos decir que la acción no termina de funcionar, tanto que cuando el plan falla y nos descubren nuestra tendencia natural va a ser la de parar la partida y cargar un punto anterior antes que meternos en un combate jugablemente poco atractivo y que va a arruinar las posibilidades de cometer un asesinato limpio.
En cuanto al argumento, poco hay que comentar. Continúa la misma historia conspiranoica de serie B, con oscuras organizaciones manejando los hilos en la sombra y revelaciones sobre nuestro origen que ya se planteaba en la primera entrega y que tantas veces hemos visto en el cine o en otros videojuegos. Mención especial merecen las microhistorias que acompañan a los personajes del juego y que llenan de vida los distintos niveles. Pequeñas historias muchas veces cotidianas, que no sólo aumentan la verosimilitud de los escenarios sino que además en ocasiones abren ventanas de oportunidad para ayudarnos a cometer nuestro asesinato perfecto, tanto que en muchas ocasiones querremos cambiar nuestro plan de acción o volver a rejugar un nivel únicamente para explotar una conversación que hemos oído furtivamente o por saber cómo continúa la microhistoria de un determinado personaje.
Hitman 2 resulta ser la secuela perfecta, depurando sus defectos y mejorando la fórmula en prácticamente todas sus dimensiones. Sin embargo, es tan perfecta y continuista que podría ser tachada de excesivamente conservadora, incapaz de proponer grandes novedades jugables que nos aporten algo más que simplemente nuevos niveles. Esto no quita para que nos encontremos ante un gran título que nos dará, gracias a su altísima rejugablidad y a todo el contenido que tiene que llegar, horas y horas de diversión planeando y ejecutando mil y un planes hasta dar con el asesinato perfecto. Como decía el mítico personaje televisivo: “Me encanta que los planes salgan bien”.
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Hitman 2
A Favor
- Unos escenarios vivos que brillan con luz propia.
- La sensación de libertad conseguida y la satisfacción que produce cuando, incrédulos, comprobamos que nuestro alocado plan ha funcionado.
- La posibilidad de integrar el contenido de Hitman y disfrutarlo mejorado con el nuevo motor.
- Su altísima rejugabilidad, gracias a su diseño de niveles y al contenido gratuito postlanzamiento.
En Contra
- Demasiado continuista, con pocas novedades jugables.
- Los momentos de acción no funcionan del todo bien.
- Que los objetivos escurridizos desaparezcan para siempre una vez se ha cerrado su ventana temporal, de forma que no resultan accesibles para los jugadores que se incorporan más tarde.