The Messenger. Ninjas de 8 bits
11 septiembre, 2018Análisis
Como si de un exquisito Ratatouille se tratara, este The Messenger ha sido un título con la capacidad de transportarme muchos años atrás a las buenas tardes delante la consola disfrutando de los videojuegos casi por primera vez. Los que hayáis visto la película de Disney recordaréis como aquel crítico culinario experimentaba la nostalgia y la felicidad con cada cucharada del guiso, y aquí me ha ocurrido algo similar con el título de Sabotage Studio. Y es que The Messenger es un juego que ha ido a desempolvar el viejo corazón de jugón de la era de los 8 y 16 bits y a agitarlo para volver a sentir esa sensación de diversión por encima de cualquier cosa.
Este plataformas a lo metroidvania deja caer explícitamente a los pocos minutos la referencia más clara al Ninja Gaiden original, y además lo hace sin esconderse, con mucho humor (que es una de las notas habituales que nos van a acompañar a lo largo de toda la aventura) y usándola para ayudar al jugador a meterse en el juego desengrasando la memoria muscular de aquellos que en su día quemaban el mando con cada salto imposible. Pero lo de plataformas hay que cogerlo con pinzas por el título ofrece mucho más.
La historia es bien sencilla, somos un ninja de una aldea cuyo mundo se ve amenazado por un demonio el cual solo puede ser detenido por el héroe llegado del oeste. Con nuestros camaradas caídos en combate, corremos imprudentemente a enfrentarnos a la amenaza aunque por suerte el mencionado héroe llega en un fénix alado para desterrar momentáneamente al enemigo y encomendarnos una misión: ser el mensajero que lleve un pergamino sagrado a un cónclave de sabios en una montaña. La trama podría parecer la típica de un plataformas que no va a meterse en un jardín innecesariamente, pero por suerte The Messenger cuida este punto y nos va a ofrecer una historia que irá creciendo conforme avancemos fase por fase en su interesante argumento del cual no os queremos decir más de lo necesario.
Con un estilo reto donde en cada pixel y cada sprite se respira un homenaje constante a esa pasada era, The Messenger hace gala de elementos que nos son conocidos como el scroll 2D horizontal y vertical, la mejora de habilidades, el plataformeo puro y las batallas exigentes contra jefazos…para ofrecernos el que para mí es uno de los mejores indies del 2018. Hay que avisar de que aunque está disponible para Nintendo Switch, en No Es País para Frikis hemos tenido acceso a la versión de PC que por el momento ofrece control mediante teclado y ratón sin posibilidad de remapear los controles, aunque es un juego que se disfruta plenamente con un gamepad.
Es un hándicap inicial que lejos de suponer una traba nos muestra lo pulidas que están las mecánicas jugables ya que a los pocos minutos (y alguna que otra muerte) seremos capaces de combinar diestramente nuestros movimientos para ir avanzando sorteando los múltiples enemigos y saltos que nos van saliendo al paso.
Desde el mini tutorial del comienzo del juego se nos pone en tesitura con el movimiento que va a ser la piedra filosofal de The Messenger: el paso nube. Este movimiento consistirá en saltar, atacar un enemigo, farol o disparo e inmediatamente volver a saltar para realizar una especie de doble salto que podemos ir encadenando cuando los elementos así se dispongan en pantalla. Controlar con maestría este movimiento es vital ya que esto nos va a permitir superar plataformas que de otra manera serían inviables porque no hay forma de evitar el vacío más que saltado de objeto en objeto.
Los enemigos serán bastante variados a lo largo del juego y cuentan con un rico diseño tanto visualmente, correspondiéndose con la zona donde estamos, como en sus mecánicas jugables. Así tendremos una zona pantanosa donde unos hongos siniestros nos lanzarán pinchos, un inframundo demoníaco donde enemigos que atacan con fuego harán acto de presencia de manera más habitual, espectros alados en una fase entre las nubes y un largo etcétera. Como hemos dicho, el homenaje a la era de 8 bits no es baladí ya que los propios enemigos reúnen las cualidades de los rivales de antaño: unos nos lanzan proyectiles, otros vuelan, otros saltan por la pantalla mientras que otros por ejemplo se moverán alrededor de una plataforma.
Para hacer más llevadera la historia a lo largo de las pantallas encontraremos objetos de ayuda como serán unas estrellas de energía que podemos lanzar a modo de shurikens, unas botellas verdes para rellenar nuestra vida y unos puntos de control y guardado de nuestro avance que en ciertas ocasiones (por ejemplo siempre habrá una antes del boss del nivel) serán puertas hacia la habitación de El Tendero. Esta habitación nos dejará totalmente desubicados la primera vez que lleguemos y el personaje que hará las veces de guía y comerciante en nuestra aventura será muy consciente de ellos, ofreciendo diálogos hilarantes sobre nuestra situación. Además, como su propio nombre indica, este aliado nos suministrará mejoras que podremos desbloquear en un árbol de habilidades dando preferencia según nuestra manera de jugar. Con ellas podremos tener más vida, mejorar la defensa, nadar con más impulso, hacer más daño con shurikens, saltar en recuperación tras ser empujados, etc…Tan solo debemos pagar su precio con los fragmentos temporales que irán soltando los enemigos o que iremos recogiendo al atacar una especie de faroles que salpicarán los escenarios, vamos el equivalente a las monedas, anillos o cristales de otros plataformas con renombre. Este tendero nos irá dando además algunas herramientas obligatorias conforme avance la historia como las garras para escalar paredes inventadas por John Gaiden (genial guiño), el garfio o un traje para planear.
¿Todo sencillo verdad? Siento deciros que solo en vuestros sueños amigos. Y es que The Messenger es un juego exigente que pide al jugador precisión en los saltos, afilar el ingenio para llegar a zonas ocultas con coleccionables y paciencia para descubrir las mecánicas de los jefazos de cada nivel, donde nos esperan algunos enfrentamientos apasionantes y conversaciones donde de nuevo el sempiterno humor hará acto de presencia. Y como era previsible moriremos, una y otra y otra vez, sirviéndonos cada muerte de experiencia para ir avanzando mientras martillea nuestro aguante y paciencia. Pero no os preocupéis que el juego no busca frustrarnos y en lugar del obsoleto sistema de vidas y continuaciones aquí se le ha dado una vuelta de tuerca para ofrecernos vidas infinitas…a cambio de un precio. Cada vez que muramos, un diablillo alado llamado Guapifeo nos seguirá temporalmente como si de “el cobrador del frac” se tratar para robarnos todos los fragmentos hasta que la deuda por resucitarnos quede saldada y podamos seguir aumentando nuestro propio contador. Obviamente morir mucho retrasará nuestro progreso y hasta que no alcancemos el punto de control siguiente no podremos dar por salvado el avance.
En nuestro viaje nos irá acompañando una música midi que compone una banda sonora a la altura del título, en consonancia con el estilo retro pero cargada de melodías pegadizas con ritmos adecuados para cada momento, ya sea el frenesí del combate o la distensión de las divertidas visitas al tendero. No podemos obviar la traducción soberbia del juego con expresiones made in Spain donde se aprecia mucho mimo y cariño para con el jugador hispanoparlante, como el logro “Mireia tú por donde” recibido al obtener el impulso subacuático, mencionando veladamente a la laureada nadadora española Mireia Belmonte.
Llegados al punto final del análisis no quiero olvidarme de la mención del inicio a la era de los 16 bits aunque queremos ser cautos a partir de ahora con los spoilers. A mitad del juego, un giro genial del guión hará que se inicien unos viajes temporales en la trama donde el futuro vendrá representado con un salto estético a los 16 bits. Todos los escenarios, nuestro personaje y enemigos sufrirán cambios a mejor contando con más detalles, mejoras en la animación de nuestros saltos y sprite mucho más ricos. Y por si fuera poco, estos saltos temporales que forman la columna vertebral del juego a partir de entonces serán primordiales en su vertiente metroidvania ya que deberemos ir pasando de una época a otra con libertad entre fases (con el correspondiente cambio de estilo de 8 a 16 bits y viceversa) para sortear obstáculos que una de las eras nos es imposible de atravesar por haber algún, pared o puente que desaparece en el otro plano temporal.
En definitiva, The Messenger tiene todos los elementos necesarios para convertirse en el indie del año o al menos de pelearlo con argumentos de peso. Un diseño de niveles sobresaliente, combates con bosses muy satisfactorios, trama con mucha chicha y diversión a toneladas. Así que atad vuestra espada al cinto y saltar sin miedo a la aventura.
- Papetura contará con edición física para PlayStation 5 y Nintendo Switch - 3 julio, 2024
- Razer lanza Xanthus, su nueva linea de ropa - 21 julio, 2023
- Razer presenta los nuevos Razer Cobra - 30 junio, 2023