Análisis In Other Waters
17 abril, 2020El verbo inglés to understand tiene, por su composición, un sentido primitivo de pasar por debajo de algo para aprehenderlo totalmente. “Descubrir” es “revelar destapando”, “descender para sacar a la luz”, “rescatar de las profundidades”. Son asociaciones que vienen de tiempos muy remotos”.
Bajotierra, de Robert Macfarlane.
En diferentes épocas y en contextos culturales heterogéneos, filósofos y científicos […] han expresado su convicción de que las plantas están dotadas de habilidades mucho más refinadas que las que comúnmente se observa. […] Las plantas hablan entre ellas, reconocen a sus familiares y dan pruebas de tener caracteres distintos. […] Son “conscientes” de lo que son y de lo que las rodea.
Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal, de Stefano Mancuso y Alessandra Viola.
Minimalismo Imaginativo
La imaginación es un bien muy preciado, un tesoro escondido a la vista de todos: en esta época de clara predominancia de lo audiovisual, la sobreabundancia de imágenes puede (y digo puede) jugar en detrimento de la capacidad de evocación de cada receptor. A veces a uno le gusta dejar volar los pensamientos y reconstruir, mediante la información que se te facilita, la imagen completa. Sugerir, insinuar puede potenciar el resultado final, puede hacernos descubrir nuevos mundos: simplemente batiendo las alas de la imaginación podemos llegar a espacios inconmensurables. Hay algo mágico en descubrir, por primera vez, un nuevo sitio. un nuevo espacio: un lugar en el que nunca has estado y que jamás volverás a verlo con los mismo ojos. Sólo hay una primera vez y dura un suspiro: saborear esos instantes iniciales es la grandeza del descubridor, de aquel que se sabe afortunado y desdichado a la vez. Jamás volverás a recuperar ese instante, esa suspensión en el tiempo que otorga la primera mirada. Y si algo sabe trasladar perfectamente bien Into Other Waters es esa sensación de magnificencia que nos empequeñece ante el escenario que se abre ante nosotros. Y lo hace, y esto es lo magistral, sin mostrarnos ese entorno: un truco de magia que nos deja maravillados gracias a su minimalista apartado visual y a su excelente escritura.
En In Other Waters se nos explica la historia de Ellery Vas, una xenobióloga que llega a Gliese 677Cc, un exoplaneta que había pasado inadvertido por todos, pero desde donde recibe una señal de socorro de su compañera Minae Nomura. Cuando llega se encuentra con toda una flora y fauna alienígena por descubrir con la única ayuda de un traje de buceo… y la Inteligencia Artificial que lo guía. Nuestro papel va a ser encarnar a esta Inteligencia Artificial que va a intereactuar tanto con la científica Ellery Vas como con el entorno del exoplaneta. Ello quiere decir que sólo vamos a poder visualizar nuestro entorno con los parámetros de dicha Inteligencia, es decir, nos vamos a encontrar con un mapa orográfico en el que están presentes, a partir de puntos estáticos o movibles, la flora y fauna del ecosistema. Esto, que podría jugar en contra de la plasmación de ese nuevo mundo juega en realidad muy a su favor. Esta sustracción de imágenes explícitas de los animales y plantas del planeta nos obliga a fantasear con la forma y el comportamiento de dichos elementos a través de la información que vamos recabando.
La propuesta jugable mezcla elementos de supervivencia (mínimos) con un desarrollo point and click: nos vamos a mover a lo largo del extenso mapa mediante puntos de interés que recibirán una pequeña descripción para que sepamos que estamos “viendo”. A medida que nos vayamos desplazando iremos localizando animales y plantas de los que, mediante la observación de varios ejemplares, iremos completando su información: descripción, teorías de su existencia y, por último, un dibujo esquemático del sujeto. Para ello, deberemos, también, tomar muestras de estos elementos. Muestras que, una vez recogidas, podemos utilizar de tres maneras: por un lado, algunas de estas muestras tienen incidencias en nuestro entorno, como desbloquear ciertos elementos para permitirnos la investigación de un nuevo escenario del mapa en una suerte de backtracking muy ligero pero que funciona a la perfección; o bien, podemos utilizarlos para realizar análisis que nos ayuden a profundizar en nuestra investigación y completar el análisis de su taxonomía; o, finalmente, para reabastecer nuestra energía u oxígeno. Todo esto nos obliga a realizar un equilibrio a la hora de plantear nuestras excursiones, sobre todo aquellas que nos obligan a cubrir largas extensiones.
Que nada os haga pensar que nos van a poner en aprietos: el juego no propone retos estresantes, más bien al contrario. Su ritmo es lento y pretende que, con tranquilidad, descubramos los secretos que estas nuevas otras aguas nos deparan. Para ello tendremos acceso, a medida que avancemos en la aventura, a un gran mapa en el que podremos desplazarnos a puntos concretos del mapa para poder acceder a nuevas zonas o volver a antiguas con el objetivo de completar misiones secundarias con las que profundizar en la toma de ejemplares para expandir nuestro conocimiento y penetrar en la realidad de este nuevo mundo. Ciertamente, el juego incita a esta constante búsqueda porque siempre querremos saber qué tipos de animales nos vamos a encontrar y cuál es la relación que tienen con la flora que los envuelve.
Todo ello funciona como un mecanismo perfecto gracias a su magnífico apartado visual: minimalista en extremo, su interfaz nos obliga a ponernos en la piel de una IA que guía y recompone la información del entorno mediante el análisis de las interacciones que se establecen. En pantalla (táctil, en Switch, que es como debe jugarse) veremos los diferentes comandos que se irán desbloqueando a lo largo de esta odisea y que nos permitirán incidir de manera limitada en el entorno. Un apartado visual que ejemplifica como pocos la idea de que menos es más… y de que no es necesario verlo todo para poder imaginarlo. Su banda sonora comparte estilo: mínima pero perfectamente envolvente, con pequeños efectos sonoros que nos ayudan a visualizar le entorno. Un acierto que no se hayan incluido voces para facilitar aún más la inmersión en la propuesta jugable y sensorial.
Porque al final todo se basa en la experiencia sensorial que el juego propone: anulando nuestra fuente primaria para obtener imágenes, es decir, la vista, In Other Waters nos propone una inmersión en las aguas de otro mundo. Una expedición que nos permite reflexionar sobre cómo se interrelaciona un ecosistema, cómo la mano del hombre se difumina y se hace presente en ella, cómo las plantas nos hablan y dialogan entre ellos y toman conciencia de su entorno y su propia existencia. En estos tiempos en los que la ecología ha tomado el primer plano, el discuros que genera esta obra es imprescindible: su plasmación de un ecosistema alienigena es magnífico, oiriginal y audaz.
In Other Waters nos ofrece una inmersión que traspasa la mera dimensión física del término: nos sumerge en nosotros mismo para tratar de comprender lo que está al otro lado, para aprehender e iluminar un nuevo mundo. Una propuesta arriesgada en muchos sentidos (no solo en lo visual) y por ello más necesaria que nunca por su valentía a la hora de plasmar visualmente la imaginación de cada uno de sus jugadores y por un guion tan bien escrito. ¿Quién nos iba a decir que el diálogo entre una IA y una científica nos depararía algunos de los momentos más mágicos de este principio de año?
Imágenes del tomadas por el redactor. Los logotipos y marcas que aparecen en ellas son propiedad de sus respectivos dueños y son utilizadas aquí únicamente con fines ilustrativos.
- Darkest Dungeon II. Análisis. - 30 octubre, 2024
- Análisis Another Code Recollection - 19 febrero, 2024
- Análisis Blasphemous 2 - 17 agosto, 2023