Análisis Arise: A Simple Story

Análisis Arise: A Simple Story

15 enero, 2020 0 Por Agustín Raluy
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Xbox One

Amor y muerte

Alguien dijo que en el arte en general y en la literatura en particular existen únicamente dos temas universales y que cualquier historia puede circunscribirse a uno, a otro o a una mezcla de los dos. Estamos hablando, como no, de amor y muerte. Traición, pérdida, desesperación, celos, codicia, venganza, supervivencia… Temas que han impulsado miles de juegos pero que sin embargo, si dedicamos un segundo a analizarlos, en seguida veremos que no son más que otra formas de hablar de los grandes temas universales. En el mundo de los videojuegos encontramos historias de todo tipo, nos da lo mismo que sean tramas grandilocuentes con giros de guión inesperados o que sean propuestas de jugabilidad pura sin argumento argumento. Inevitablemente, todos vuelven a sus orígenes una y otra vez.

Amor y muerte pueden ser los temas más importantes, sí. Pero a su vez son también los más sencillos, puesto que todos y cada uno de nosotros hemos tenido contacto con ellos en alguna ocasión y forman parte inherente de nuestras vidas. Conscientes de todo esto y tomando en parte sus propias experiencias vitales como referencia, el estudio barcelonés Piccolo Studio presenta su ópera prima, Arise: A Simple Story. Y lo hace dejando claras sus intenciones ya desde el mismo título. Una historia sencilla. ¿Qué historia puede ser más sencilla, pero a la vez más universal que una historia de amor y muerte?

¿Qué historia puede ser más sencilla, pero a la vez más universal que una historia de amor y muerte?

Muerte como final del camino. Pero también como comienzo. Arise: A Simple Story arranca con una pira funeraria, con toda una comunidad dando la última despedida a uno de sus ancianos sobre una verde pradera. Segundos después ese mismo anciano despierta en el mismo escenario, esta vez vacío y cubierto de nieve, y comenzará a revisitar los momentos más importantes de su vida. Ahí comenzará de nuevo su aventura… y la nuestra. Amor como motor que nos impulsa a recorrer ese camino, a seguir avanzando pese a los obstáculos y vicisitudes que el juego, y la vida, nos pondrán por delante a lo largo de los diez niveles que componen la aventura. Sin entrar en detalles de la historia, narrada de forma exquisita sin necesidad de mediar una sola palabra, cada uno de los niveles recoge un momento clave en la vida de nuestro protagonista, desde la niñez a la vejez, siempre en busca de su gran amor.

Arise: A Simple Story es un extraordinario viaje a través de la vida de nuestro protagonista.

El juego se plantea como una aventura en 3D de plataformas y puzzles centrados en la interacción con el entorno. Lo más original, en este sentido, es la mecánica escogida para llevar a cabo esta interacción: la manipulación temporal. Mediante el uso del stick derecho podremos avanzar y retroceder en el tiempo a nuestro antojo, incluso detenerlo completamente. No se trata de una mecánica novedosa, puesto que ya hemos podido verla anteriormente en otros títulos como ya clásico Braid o el más reciente The Gardens Between, pero sí podemos decir que Arise: A Simple Story es capaz de ampliar su uso y llevarla un poco más lejos.

La principal diferencia con respecto a los otros títulos está en la libertad de movimiento a lo largo de todo el escenario en el que se desarrolla cada nivel, así como en la variedad de los mismos. Cada uno de los diez niveles en los que se divide la aventura presenta un entorno completamente distinto con elementos jugables distintos. De esta manera, dependiendo de la ambientación y las características de cada nivel, la manipulación temporal tendrá un rango distinto: desde estaciones completas que nos permitirán pasar de un duro invierno cubierto de nieve al deshielo primaveral hasta los escasos minutos, en tiempo real, que dura una catástrofe natural pasando, por ejemplo, por un ciclo solar completo gracias al cual podremos manipular la orientación de unos girasoles gigantes en nuestro beneficio. Lo más interesante de esta variación de escenarios y usos de la manipulación temporal es que otorga una gran variedad que se agradece no solo desde el punto de vista jugable, sino también narrativo: uno de los grandes logros del juego es que el propio diseño de cada nivel entronca directamente con el momento o emoción que nuestro protagonista está rememorando en su viaje interior. En este sentido, podemos decir que la mecánica temporal actúa también como metáfora de una nostalgia siempre presente, permitiéndonos recorrer el mismo recuerdo una y otra vez. Arise: A Simple Story consigue aquello que muchos otros desean pero no alcanzan: que sintamos el juego, que vayamos experimentando la alegría, la pérdida, el dolor, la esperanza… al mismo tiempo que nuestro protagonista durante las 4-5 horas que dura la aventura.

Plataformas y puzles son la base de la jugabilidad en Arise: a simple story.

El apartado artístico está a la altura de la propuesta. En un momento en el que tantos títulos, especialmente indies, apuestan por “lo bonito” como seña de identidad gráfica resulta cada vez más difícil destacar en este aspecto. Arise: A Simple Story no sólo consigue hacerlo, sino que además es capaz hacerlo en ese filo tan difícil como es la frontera entre el naturalismo y lo onírico, entre lo terrenal y lo cósmico. Y todo ello, en muchas ocasiones, sin necesidad de cambiar de escenario. En este ámbito, me gustaría destacar al menos dos elementos. Por un lado un conjunto de estatuas en piedra repartidas por todo el juego que, aunque aparentemente toscas y poco definidas, son capaces de cargar con gran parte del peso narrativo del juego. Por otro, es reseñable el mimo y el detalle con el que se han trabajado las animaciones del personaje principal a la hora de llevar a cabo cualquier movimiento, especialmente al levantarse del suelo tras una caída.

Su otro gran pilar es el sonoro. Además de unos cuidados efectos que acompañan y matizan cada elemento jugable (con mención especial a los gruñidos y bufidos ante caídas o esfuerzos físicos de nuestro anciano protagonista), el juego hace gala de una (otra) excelente banda sonora original compuesta por David García Díaz (Hellblade: Senua’s Sacrifice, Deadlight, …), que consigue hacernos partícipes de la emoción del juego a través de una partitura intimista en la línea de su también excelente trabajo en Rime.

Como podéis ver en las fotos que acompañan a este texto, el apartado artístico de Arise: a simple story se mueve entre lo minimalista y lo onírico.

Desgraciadamente, no todo en el juego raya a la misma altura. Lo que funciona tan bien a nivel narrativo y emocional, no termina de cuajar en lo jugable. Y no tanto por su propuesta, bien planteada, sino por su ejecución. Decíamos al principio de la reseña que Arise: A Simple Story era sobre todo un juego de plataformas, y es precisamente en el plataformeo donde encontramos sus mayores problemas.

El primero de ellos tiene que ver con la cámara. El uso del stick derecho para manejar el flujo temporal nos deja sin un control directo de la cámara, que se gestiona automáticamente. Generalmente la cámara sabe colocarse en el sitio y en la ubicación correctas pero en algunas fases del juego, especialmente en aquellos niveles más oníricos y con menos referencias espaciales, la perspectiva escogida resulta un tanto engañosa y nos impide estimar correctamente la dirección y la distancia del salto que debemos realizar para seguir avanzando. Por otro lado, la acción de salto no resulta todo lo fina que debería ser en un juego de estas características. Si bien es cierto que el movimiento es deliberadamente tosco de acuerdo con la edad y complexión física de nuestro personaje, no es justificable que en ocasiones no se realice el salto al pulsar el botón correspondiente, o que el salto se produzca con tanto retraso que para entonces ya hayamos caído al vacío. Esto nos va a obligar a repetir algunos saltos una y otra vez, dejando un pequeño poso de frustración en una experiencia que debería haber sido completamente placentera.

No me gustaría terminar esta reseña sin mostrar otro de los puntos fuertes del juego, que es su vertiente cooperativa local. Cuando un segundo jugador entra en la partida cambia el sistema de control, de manera que uno de los jugadores seguirá controlando al anciano mientras que el segundo recibirá el control del flujo temporal, asumiendo el papel de una “mano invisible” que acompaña al protagonista a lo largo del juego y que no desvelaré, pero que tiene un sentido narrativo y revela otra forma de entender el juego. Seguramente, y a tenor del planteamiento del último nivel, la forma correcta.

Arise: a simple story es otra muestra más de lo activa que esta la escena indie en nuestro país.

Arise: A Simple Story es una muestra más de la excelente salud de la que goza la escena independiente española, capaz de desarrollar productos (como el citado Rime, GRIS, Etherborn…) que funcionan en lo jugable, pero también en lo narrativo, en lo técnico y en lo artístico. Si eres de los que, como yo, crees que las emociones más grandes crecen de las historias más sencillas, no lo dudes y embárcate en la aventura de amor y muerte que este juego te plantea.

 

 

 

 

 

 

Imágenes del articulo cedidas por Techland, a través de presskits. Los logotipos y marcas que aparecen en ellas son propiedad de sus respectivos dueños y son utilizadas aquí únicamente con fines ilustrativos

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Arise: a Simple Story

8.1

Historia

8.5/10

Jugabilidad

7.0/10

Diseño Artístico

8.0/10

Diseño de Sonido

9.0/10

A Favor

  • La mecánica de manipulación temporal, con variaciones en los diferentes niveles.
  • Su cuidado apartado artístico, en especial su banda sonora.
  • La posibilidad de jugar en cooperativo local, que potencia el significado del juego.

En Contra

  • La cámara puede llevarnos a interpretar mal algunos saltos.
  • Algunos problemas con el control, especialmente con el salto.