Análisis Farmer’s Dynasty
9 diciembre, 2019PS4
Yo para ser feliz quiero un tractor. Así, sin más. Uno grandote, que me permita moverme entre mis campos de conreo, que me permita recorrer mi hacienda mientras el sol se pone bañando de oro mis cultivos de trigo. En serio, cuando era pequeñito realizamos una excursión a una granja y quedé fascinado: sobre todo, para que engañarnos, por los animales. Durante muchos años después de aquella excursión cualquiera que me preguntara que qué quería ser de mayor se llevaba sí o sí la respuesta de: “granjero”. Fue mi sueño durante largo tiempo, pero todos sabemos que los sueños no siempre se hacen realidad. ¿O sí? Pues mira por donde, sí, porque Toplitz Productions y Umeo Studios han creado un simulador agrícola que nos permite ser un granjero todoterreno y además cultivar amistades y, con suerte, poder casarte. Calaos bien el sombrero y arremangad vuestras camisas para acompañarme por mi hacienda.
Nuestro abuelo acaba de fallecer y nos ha legado su antigua granja. Nada más llegar, un conocido nos va a hacer un tour por toda la finca explicándonos los diferentes espacios: la casa, los establos, el campo para labrar y conrear, el silo para el grano, el invernadero… pero claro, tras tanto tiempo en desuso, la estructura no está demasiado firme, las maderas se caen, los ladrillos están maltrechos… Nada está como debería. Así que nuestra tarea será recuperar y rehabilitar esta granja, reconstruyendo sus edificios, comprando animales, conreando la tierra y muchas más tareas. Pero no todo va a quedar aquí: todos los granjeros tienen vida social, ¿o no? Hemos dejado atrás la gris ciudad para embarcarnos en una nueva vida en el campo y comenzar nuevas relaciones sociales que pueden llevarnos a conocer al amor de nuestra vida y tener hijos con ella.
Pero vayamos por partes: Farmer’s Dynasty es un simulador agrícola y, como tal, vamos a tener que realizar multitud de tareas en el día a día relacionadas con nuestra nueva profesión. Primero de todo, vamos a reconstruir los edificios que conforman nuestra finca y sus alrededores: por fortuna, la tarea es sencilla porque escogiendo la herramienta adecuada y pulsando “Cuadrado” vamos a poder reparar paredes de ladrillos, cambiar chapas, cambiar el tejado, reparar suelos, etc. ¡Y también vamos a poder decorar los interiores! Es una gestión agradable aunque, si la realizamos muy seguido, puede resultar algo repetitiva a la larga. No obstante, observar cómo va cambiando el aspecto de todo es una recompensa que motiva a cualquier reformador. Está claro que al principio dispondremos de pocos materiales con los que reformar los edificios pero a medida que avancemos y profundicemos en sus mecánicas vamos a tener un abanico cada vez mayor de posibilidades para montar nuestro hogar. Pide paciencia, es cierto, pero da mucha satisfacción ver el resultado.
Pero no sólo de reparar edificios vive nuestro protagonista, claro está. Tenemos un campo que labrar y conrear y un establo que llenar de animales que nos den alimentos con los que vivir y comerciar. Los campos precisan de maquinaria pesada para poder ser labrados y en su afán realista el juego nos propone tener que labrar cada metro cuadrado de nuestra suelo para poder plantas las semillas, regar y ver cómo crecen nuestros cultivos. Por supuesto, nuestro invernadero también va a precisar de muchos cuidados para producir sus verduras y frutas. Lo mismo sucede con nuestros animales que hemos de procurar que estén confortables. Todo ello nos permite generar una serie de recursos que nos permitirán vivir día a día y comerciar con nuestros vecinos: esto nos va a permitir aumentar nuestra economía y, por consiguiente, poder invertir en nueva maquinaria más moderna que acelera y aumente nuestra producción. En este sentido, la cantidad de vehículos agrícolas es amplia, con más de 20 vehículos con diferentes prestaciones que deberemos valorar a la hora de comprarlos.
Lo novedoso de Farmer’s Dynasty es el componente de rol que han añadido a la simulación realista. Me explico: vivimos dentro de una comunidad y, como cualquier persona que acaba de llegar a un sitio nuevo, debemos ganarnos la confianza de nuestros vecinos. Lo primero es mejorar el aspecto de nuestro terreno, con lo que ganaremos puntos sociales, algo así como confianza: esta es una piedra angular de la obra. Los puntos sociales se irán ganando a medida que completemos misiones que nos encargan nuestros vecinos: desde arreglar su granero hasta labrar sus campos y plantar semillas, pasando por pescar, muchas serán las actividades que nos involucrarán en la comunidad y nos permitirán aumentar nuestros puntos sociales. Lejos de ser un mero añadido, los puntos sociales tienen funciones muy importantes: por poner un ejemplo, a medida que vamos creciendo podemos comprar terrenos de nuestros vecinos para agrandar nuestra finca y nuestros campos. Estas tierras pueden comprarse con dinero o bien puedes cambiar tus puntos sociales para recibir una rebaja. Pero el apartado social no se queda aquí: podemos visitar el centro del pueblo para conversar con sus habitantes y, con suerte, encontrar una chica que esté interesada por nosotros. Si somos amables y simpáticos puede ser que empecemos una relación sentimental que podemos afianzar regalándole joyas, bombones… Y si la cosa marcha viento en popa podréis casaros y tener descendencia. Todo esto ayuda a dinamizar la vertiente de simulación y permite que el jugador pueda relajarse y realizar actividades diferentes. Visitar tiendas, pescar, hacer fogatas en el bosque.. Lo cierto es que se agradece el esfuerzo aunque queda mucho por hacer en los diálogos, pues son todos estándar, con las mismas preguntas para todos y puede volverse tedioso pronto.
Pero no es oro todo lo que reluce: visualmente el juego está desfasado. Las texturas son muy planas, los elementos del paisaje aparecen de repente, la distancia de dibujado es mínima, la animación de los personajes es demasiado robótica. Ciertamente, queda mucho margen de mejora, y los creadores han dicho que van a realizar varios ajustes, pero les queda mucha tarea por delante. Lo mismo sucede con el apartado sonoro: las voces en español están carentes de emociones y la música se hace repetitiva demasiado pronto.
Pero que esto no desmerezca ni empañe la valoración general: estamos ante un simulador agrícola muy completo y al que se le añade unas refrescantes notas de rol gracias a su vertiente social. Una obra que va a los amantes de los simuladores realistas que además agradezcan la inclusión de este apartado social que da variedad al conjunto: un sistema profundo que puede mantenernos enganchados durante horas y horas a la pantalla mejorando nuestro entorno, remodelando espacios y creando nuetra granja de los sueños.
Imágenes del articulo cedidas por Big Ben Interactive, a través de presskits. Los logotipos y marcas que aparecen en ellas son propiedad de sus respectivos dueños y son utilizadas aquí únicamente con fines ilustrativos
- Darkest Dungeon II. Análisis. - 30 octubre, 2024
- Análisis Another Code Recollection - 19 febrero, 2024
- Análisis Blasphemous 2 - 17 agosto, 2023