Análisis para Nintendo Switch

Hablar de Lovecraft es hablar de uno de los autores de terror más reconocidos de principios del siglo XX, que ha creado uno de los universos más influyentes en la cultura pop. Sus dioses primigenios, criaturas de ultratumba, y monstruos variados han fascinado y horrorizado al público a partes iguales con su horror cósmico. Y durante los últimos años, el género “Lovecraftiano” está de moda. El año pasado aparecía “Call of Cthulhu”, este año está previsto “The Sinking City”, y en Enero de este año aparecía para Steam “Lovecraft’s Untold Stories”, un roguelike repleto de referencias a los diferentes relatos, desarrollado por el estudio ruso Blini Games. Este mes de Mayo, cinco meses después de su lanzamiento en PC, ha llegado por fin a las consolas, con una versión para PS4, XBOX One, y Switch (versión que vamos a analizar).

Bienvenidos a la locura

El juego nos pondrá en la piel del detective John Murphy, compañero del famoso inspector Legrasse, uno de los personajes principales del relato “La llamada de Cthulhu”. Murphy investigará la desaparición de Legrasse, lo que le llevará a una tétrica mansión lleno de adoradores del culto de Cthulhu, donde deberá buscar pistas escopeta en mano. Su investigación se desarrollará a lo largo de cinco localizaciones diferentes ambientadas en diferentes relatos del escritor de Providence, y repleto de criaturas de los mitos, encontrando otros personajes jugables conforme avance nuestra aventura. Y es que si algo respira este juego, es amor por la obra de H.P. Lovecraft, con cientos de referencias a detalles que sólo un auténtico fan de la obra sabría identificar, como cuadros firmados por “Pickman”, un misterioso personaje llamado “el Rey amarillo”, al conejo blanco del relato “La máscara”, o al mismísimo Lovecraft como vendedor de conocimiento en una tienda.

La jugabilidad que nos propone este título, es la de un roguelike con perspectiva cenital, muy parecido a otros juegos como The Binding of Isaac, o Enter the Dungeon, con un shooter controlado con los dos sticks de la consola, moviendo el personaje con el izquierdo y disparando con el derecho. Cada nivel, generado de forma procedural, consiste en decenas de habitaciones en un mapa laberíntico, que tendremos que recorrer matando a los enemigos y buscando pistas que nos permitan avanzar en la historia. Como novedad, tendremos que prestar especial atención no sólo a nuestra barra de vida, sino también a nuestra cordura, que iremos perdiendo a medida que interactuamos con el entorno y vemos cosas que escapan a nuestra comprensión humana, lo que se traduce en un efecto visual de “mareo” que se irá incrementando conforme nuestro personaje se vaya volviendo loco, y que acabará en nuestra muerte si llegamos a perder la cordura por completo.

A nivel técnico, nos encontramos con un juego que se mueve con completa fluidez en la consola de Nintendo, al ser un indie 2D de estética pixelart, lo que lo hace perfecto para jugar en modo portátil sin perder ni un ápice de rendimiento. Su apartado gráfico, siendo sencillo, se adapta perfectamente a la estética tétrica y oscura del mundo que ambienta, como la mansión, el hospital abandonado, o el muelle portuario basado en el relato Dagon.

La banda sonora cumple su cometido a la perfección, realzando la tensión del escenario, aunque acaba volviéndose algo repetitiva al ser niveles muy grandes. Los efectos de sonido se limitan a cumplir su cometido, sin grandes despliegues, siendo acordes a la estética retro.

En conclusión, un roguelike dentro de la media, que encantará especialmente a los fans de Lovecraft por su narrativa y ambientación.