Pokémon Let’s Go Eevee/ Pikachu.
27 noviembre, 2018Análisis Switch
Debo empezar por hacerles una confesión, para que nadie se eche luego las manos a la cabeza o el texto, de una manera u otra, me delate: en mis poco más de treinta años de vida, este es el primer Pokémon que he jugado. En mi casa, la política de tener una sola consola se cumplía al dedillo: mientras yo tenía mi SNES en casa, debía contentarme con ver cómo otros jugaban disfrutaban de Pokémon. Poco a poco, esta chispa que despertaba en mí la saga Pokémon fue desapareciendo y, cosas del destino, no ha sido hasta la llegada de este remake de Pokémon Amarillo, veinte años después, que he podido adentrarme en la región de Kanto. Por todo ello, como podrán entender, y espero sepan disculpar, no podré valorar este remake desde la perspectiva de aquél viaje inicial que comenzó su andadura en las Game Boy, sino desde los ojos de un iniciado. Que nadie se me enfade por ello.
Game Freak vuelve sus pasos hacia el pasado, pero sin dejar de mirar hacia delante y lo hace manteniendo la esencia de la franquicia y añadiendo ciertos elementos a su jugabilidad que hereda del exitoso Pokémon Go. Es cierto que han sabido crear un reinicio más accesible para los jugadores que se pudieran enganchar con el juego para móviles, pero han mantenido aquello que los veteranos más van a valorar: un sistema de combate que, avanzada la historia, comienza a desplegarse con notable interés. Y, hablando de la historia, nuestra aventura se inicia, como pueden imaginarse, con con la visita a Oak, quien nos ha de entregar un Pokémon. Por fortuna, en el trayecto en busca del profesor nos toparemos con un Eevee o Pikachu (dependiendo de la versión adquirida) que irremediablemente se sentirá fascinado por nuestra figura y nos acompañará subido a la cabeza o al hombro, respectivamente. Nuestro objetivo es convertirnos en el mejor entrenador de Pokémon y para ello deberemos vencer en los ocho gimnasios para conseguir sus respectivas medallas. Todo ello explicado con las respectivas escenas conversacionales: alguna secuencia se cuela en la aventura, pero nada que permita hacer más fluida una historia, claro está, sencilla en extremo.
Lo primero que va a sorprender al jugador va a ser la técnica para capturar Pokémon: haciéndonos acopio de Pokéballs (no son infinitas y deberemos adquirirlas en las tiendas), podremos encontrarnos con Pokémons salvajes en las rutas que conectan los diferentes pueblos y, una vez iniciado este encuentro, lanzarles la Pokéball. Personalmente, creo que esta acción está bien plasmada en portátil pero no tanto en sobremesa. En esos encuentros deberemos esperar a que el círculo que aparece en el Pokémon se haga lo más pequeño posible para conseguir un bonus por atraparlo, pero además, y aquí la importancia de la precisión en portátil, apuntar bien al centro de cada bichito para poder capturarlo. En sobremesa deberemos apuntar y hacer el gesto de lanzar con un Joy-Con: lo que parece, en primera instancia, algo sumamente divertido, luego se nos muestra como una filigrana algo complicada de conseguir dado que la precisión con este método no está bien ajustada y nunca conseguimos saber si estamos apuntando bien o no. No pasa lo mismo con el modo portátil: moviendo la consola apuntaremos al Pokémon con precisión. Esta mecánica de caza se adereza con una serie de objetos con los que podemos calmar y engatusar a los Pokémon salvajes, además de diferentes Pokéballs que aumentan el porcentaje de captura. Todo ello, por supuesto, para capturar los 150 Pokémon de esta aventura, pero también, y he aquí un concepto nuevo, ganar experiencia para nuestros equipo. Capturar un Pokémon nuevo, hacer un lanzamiento perfecto, conseguir rachas de capturas de una especie en particular… todo ello hará que sumemos experiencia y que la evolución sea algo más llevadera y no solo cosa del combate. Esto último, lo de conseguir rachas, también posibilita conseguir ejemplares más potentes para nuestra colección. Si me preguntan, he de decir que me parece una mecánica en extremo sencilla y repetitiva: es ágil y directa, cierto, pero se intuye como una casualización que se otorga a los nuevos jugadores que se han subido al carro gracias a la entrega de móviles. La constante repetición de este método de captura ayuda a agilizar los tramos entre combate y combate, pero a la larga se hace algo tedioso.
La otra gran piedra angular de esta entrega es el combate: enfrenar nuestros Pokémon a los de los demás entrenadores es tremendamente divertido. Hay que advertir que arranca flojo, con unos combates demasiados sencillos y con dos gimnasios iniciales fáciles en exceso. A partir de ahí, la cosa mejora, los combates adquieren el consabido toque estratégico que provoca tener Pokémon de diferentes afinidades, en los que no importa tanto el nivel que tengan (pero que nadie se engañe, claro está que influye) como ser conscientes de los puntos fuertes y débiles de cada especie y hacer uso de ello en nuestro provecho. Aumentarlos de nivel, enseñarles nuevas técnicas, evolucionarlos (o no), son factores que alimentan de manera perfectamente calculada nuestra ansiedad por hacer que adquieran otro nivel más y otro más y otro más… Y pese a que el combate me parece enteramente disfrutable, hay trayectos entre los pueblos que abusan en la aparición de personajes que nos retan: caminos repletos de NPCs que cortan demasiado el ritmo de descubrimiento del universo Pokémon. Algo que no importaría demasiado si los combates fueran algo más dinámicos: los movimientos de ataque son, en muchos casos, enormemente sencillos y repetitivos y los cambios de plano tampoco otorgan demasiada agilidad al transcurso de las batallas. Todo ello implica que empachar al jugador con tramos repletos de “enemigos” puedan atragantar al jugador. Ayuda, en esto, la dinámica de caza: algo de variedad en los recorridos que, además, ayudan a ganar experiencia.
Sucede algo un tanto extraño en la dinámica captura/combate: a lo largo de la aventura iremos viendo que la mejor manera de conseguir puntos de experiencia va a decantarse del lado de la captura. Si fuéramos consecuentes, el combate debería otorgarnos una mayor cantidad de experiencia en un menor tiempo, pero no es así: al final, a la hora de aumentar el nivel de nuestros amigos combatientes, vamos a acabar optando por la captura. Si fuera una mecánica que evolucionara a lo largo del trayecto, podría evitar la sensación de repetición que los combates salvan gracias al toque estratégico que conllevan. Una de las novedades que incorpora esta entrega ayuda, sin duda, a agilizar su acción: podemos escoger nuestro equipo de combatientes donde y cuando queramos. No es necesario acercarnos a un Centro Pokémon para cambiar de equipo. Lo agradeceremos enormemente para poder obtener una experiencia más directa de los combates y el desarrollo de nuestros amiguitos.
Visualmente nos encontramos ante un juego solvente, con unos entornos bien modelados, con una estética infantiloide, sí, pero plasmada con encanto. Peca, eso sí, de una repetición de modelados de personajes que, sin duda, ofrecen poca variedad a la región en la que se ubica. Podrían haber apostado por otorgar más dinamismo a los combates y más secuencias narrativas que nos explicaran la historia. Es un apartado sólido, pero en el que podrían haber arriesgado más para ofrecer una experiencia algo diferente en esta nueva generación. Algo parecido a lo que le ocurre al apartado sonoro: buenas melodías que se acaban haciendo repetitivas y un diseño sonoro que podría haber dado bastante más de sí: Eevee y Pikachi sí tienen su característicos gritos, pero el resto de Pokémon se comunican un extraño gruñido igual para todos.
Me dejo para el final, por su posible proyección, el competitivo online: podremos retar a otros jugadores combates individuales o dobles. Lo que en apariencia se presenta como un elemento añadido es posible que derive en un escenario competitivo altamente interesante y estimulante, lo que puede hacer que las horas de diversión se disparen. Claro está, podremos intercambiar Pokémons con otros jugadores que pueden evolucionar de manera más sencilla. Existe también la posibilidad de jugar en modo cooperativo, en el que un segundo jugador controlará a otr de nuestros Pokémon haciendo lo combate más sencillos al convertirlos en un 2 vs 1. Si os apetece recorrer vuestro camino como entrenado es un modo sin duda ideal.
Pokémon Let’s Go es una buena propuesta tanto para lo veteranos como para los noveles: los combates son divertidos y la captura otorga variedad a sus mecánicas. Además, tenemos por delante una larga aventura que tiene un endgame interesante gracias a unos expertos Entrenadores Maestros que nos harán sudar, las revanchas de los líderes de los gimnasios y del Alto Mando… Así como capturar todos los Pokémon. Sin duda, una apuesta segura en la saga, en la que cabe pulir ciertos tramos algo pesados y una mecánica de caza que. aunque efectiva, a la larga se hace repetitiva. No me cabe la menor duda de que aquellos que disfrutaron de Pokémon Amarillo van a reconocer las virtudes que hicieron grande a esta saga en este remake que, además, apuesta por introducir nuevas mecánicas. Es posible que no encandile a todos, pero vamos a sentir la necesidad de hacernos con todos una vez hayamos iniciados esta aventura. Así que coge tus Pokéballs y adentrate en Kanto para convertirte en el mejor entrenador del mundo.
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Pokémon Let's Go Eevee/ Pikachu
A Favor
- Los combates, a medida que avanzamos, se hacen más atractivos y estratégicos
- La constante evolución de nuestros Pokémon nos incitará a pasar horas y horas aumentando de nivel.
- Una curva de dificultad bien medida
En Contra
- Las capturas terminan por hacerse repetitivas
- Combates poco espectaculares y con animaciones muy simplonas
- El apartado sonoro flojo
- Algunos tramos se hacen muy pesados en cuanto a la concentración de combates.