Warhammer 40.000 Inquisitor: Martyr
9 julio, 2018Análisis PC
Muchos teníamos dudas acerca del regreso de Warhammer 40.000 al mundo de los videojuegos, ya que a pesar de tratarse de una de las franquicias que más seguidores arrastra en el mundo de los wargames, su traslación a la industria del entretenimiento digital ha estado llena de más sombras que luces. Pero desterrando cualquier recelo previo, podemos decir que los chicos de NeoCore Games han sabido dar con la tecla al crear con Warhammer 40.000 Inquisitor: Martyr un digno sucesor espiritual de Diablo manteniendo la esencia de 40k.
Este título que promete seguir en constante expansión con nuevo contenido, nos pone en la piel de un Inquisidor, una suerte de agente especial del Imperio cuya aventura parte investigando lo sucedido a la nave fortaleza-santuario Martyr, la cual se encuentra varada y sin actividad en el Sector Cagliari. Lo que en un principio parecía ser una misión con muy mala pinta, irá confirmando esta sensación según avancemos en los niveles, ya que hordas de enemigos irán saliendo a nuestro paso para intentar acabar rápidamente con nuestra vida. Aquellos profanos a la franquicia no apreciarán la enorme fidelidad que se ha respetado tanto a la hora de reflejar ya no solo todo tipo de armamento, localizaciones o relatar acontecimientos, si no de recrear a enemigos que nos serán muy familiares a poco que conozcamos el popular juego de miniaturas de la factoría Games Workshop. Pero tranquilos, a lo largo de conversaciones al más puro estilo Starcraft y de textos explicativos, iremos conociendo algo más del rico lore que tiene esta marca.
Como buen ARPG desde el menú inicial accederemos a la creación (algo limitada eso sí) de nuestro Inquisidor. Aunque tendremos un aspecto predefinido en cuanto a lo estético, tendremos libertad para elegir una de las tres clases principales: cruzado, psíquico o asesina, y a su vez tres subclases propias para cada una de ellas, lo que nos dotará de armamento y habilidades distintivas que marcarán la manera de enfrentarnos a los rivales.
Conforme progresemos a lo largo de las misiones en las que está dividido el juego podremos ir desbloqueando nuevas habilidades gracias a diversas hazañas como sobrevivir a un número de trampas, infligir cierta cantidad de daños o matar a cientos de enemigos. Los actos heroicos nos darán puntos para gastar eligiendo las ramas del árbol de habilidad. No será la única manera de mejorar nuestro personaje, ya que del mismo modo que otras alternativas del género, Inquisitor: Martyr ofrecerá múltiples objetos, accesorios y armas a modo de power up que nos concederán más defensa, daño o vida.
No es lo único que nos va a sonar ya que el apartado visual no se saldrá en exceso de la tangente. Tendremos una vista isométrica, la cual nos permitirá hacer zoom hasta cierto punto y además algo muy importante de cara al combate: poder rotar la cámara. Esto será crucial al confrontar a enemigos que se cubran en barricadas o coberturas del escenario, ya que esta es otra de las cosas trasladadas al videojuego con gran acierto desde el wargame. Atacar a un enemigo en terreno descubierto tendrá efectos más devastadores, al igual que recibir daño. Pero si el rival se oculta para atacarnos tras una cobertura, tendremos que recurrir a ataques de área, granadas o buscar un flanqueo para derribarlos con mayor facilidad, dotando al combate de un punto estratégico que se agradece mucho y que se verá reforzado con el uso de esquivas de ataques y bloqueos.
No será la única peculiaridad de este juego ya que durante la aventura se nos unirán en momentos puntuales tropas aliadas las que cuales nos permiten contar con su ayuda en la batalla al designarlas a sitios para que ataquen ellos automáticamente. No tendremos un sistema de gestión de unidades elaborado, pero de nuevo volvemos a tener algo de variedad para romper la monotonía del combate en solitario del marcado carácter one man army de esta clase de títulos.
Los escenarios pueden pecar de falta de ambición en cuanto al detallado y el arte, pero en todo momento se respira la ambientación de la franquicia y eso sí, la interacción con elementos como barriles o células de energía que explotan o incluso armamento fijo como cañones ofrecerán nuevas formas de acabar con rivales muy variados que van desde hordas de nurgletes a múltiples demonios del Caos. Por si fuera poco tendremos la opción de conducir vehículos pesados e incluso manejar a los temibles Imperial Knights que conseguirán que los oponentes tiemblen a cada paso de estos mechas.
Nos enfrentaremos a una dificultad bastante progresiva aunque contaremos con algún pico más o menos peliagudo que dependerá en buena medida de cómo hayamos preparado a nuestro personaje para la misión, ya que al principio podremos elegir el conjunto de armas y equipar las recompensas que hayamos obtenido previamente. El juego irá ganando en profundidad conforme avancemos ya que desde nuestra nave accederemos a nuevas opciones que en un principio teníamos bloqueadas como el propio juego cooperativo con modo PvP y nuevas opciones de personalización.
Aunque para disfrutar de estas opciones hay que pagar un precio que algunos pueden considerar algo elevado ya que el juego requiere conexión online ininterrumpida. Esto es un hándicap a tener en cuenta ya que se exige incluso cuando queremos jugar en solitario y dependiendo de nuestra conexión nos puede privar del juego. La explicación que han dado los desarrolladores es que de esta manera se puede acceder a contenido diario en forma de misiones o recompensas además de evitar que se pueda romper el juego. Entra en cada uno valorar si es o no suficiente motivo para explicar la ausencia de modo offline. No es tampoco la única arista ya que los tiempos de carga son más elevados de lo deseable, y se unen a un apartado gráfico algo justo técnicamente a la hora de reflejar efectos como el humo o las partículas. La ausencia de voces en castellano le resta algo de brillo pero el apartado sonoro no se resiente en su conjunto al introducir temas épicos de mucha intensidad que nos servirán de sintonía ideal para acompañar al reguero de cadáveres que dejaremos a nuestro paso.
No es perfecto, cierto, pero los lunares comentados en ningún caso supone una merma para la experiencia final y sobre todo para aquellos fans de Warhammer 40.000 que pueden contar con un título que consigue con éxito ser una interesante propuesta en el género de los Action RPG. Larga vida al Emperador.
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