
Análisis Fading Afternoon.
7 agosto, 2025La sociedad japonesa sigue siendo una gran desconocida para la mayoría del publico occidental. Es cierto que a día de hoy tenemos más conocimientos sobre su cultura y tradiciones pero para el publico mayoritario apenas rascamos la superficie sociocultural de un país que parece seguir anclado en costumbres milenarias tan fascinantes como ajenas. Parte de culpa de esto la tiene el cine y resto de medios audiovisuales, tanto patrios como internacionales, que se han encargado de romantizar los aspectos más “exóticos” de su sociedad sin importar lo opacos o turbios que estos puedan ser en realidad. Videojuegos como, por ejemplo, la saga Like a Dragon (Yakuza en occidente) han asociado la figura del Yakuza con el honor o la tradición, idealizando un estereotipo romántico y vulnerable, que no exento de violencia, lo envuelven en un halo a mitad de camino entre el mito y la leyenda. Fading Afternoon viene a ofrecernos una visión muy distinta de unos personajes que fuera del brillante envoltorio de celofán y fantasía no son tan fascinantes como nos hacen creer.
Seguro que también te interesa nuestra review de Robocop
Suscríbete a nuestro canal de Youtube
Y es que en la realidad, lejos de lo que nos llega a occidente, en Japón los Yakuzas han perdido gran parte del glamour ganado, en su mayoría, en las viñetas y dibujos del manga y anime. La propia sociedad japonesa los ve como una anacronía, algo irónico en el país donde personas con kimono usan smartphones, una asociación criminal con fuerte arraigo en la tradición popular pero que a día de hoy esta en vías de extinción. Esto mismo es lo que Yeo, el críptico desarrollador tras The Friends of Ringo Ishikawa, quiere presentarnos en su ultimo juego. La historia de un personaje fuera de su tiempo, desubicado, al que solo le queda agarrase a lo único que conoce, aunque eso solo le lleve a la violencia y a la muerte.
Esa es la historia de Maruyama, un Yakuza que acaba de salir de cumplir condena en prisión y que se da cuenta que el mundo ha seguido adelante sin el. La sociedad ya no es la que era cuando fue encerrado en una jaula, la ciudad ha cambiado, sus calles ya no le pertenecen y el clan al que debe su lealtad esta en declive, un clan que como él esta marcado por la decadencia y la nostalgia de tiempos mejores. Sin trabajo, sin dinero y sin nada que hacer, Maruyama debe volver al cobijo de su Oyabun para enfrentarse a un nuevo mundo usando como herramientas lo aprendido en el pasado. Desde este punto existencial, en donde la soledad es tan dura como dormir en el banco de un parque, Maruyama tendrá que volver a ganarse la vida recurriendo a lo único que el sabe hacer, recorrer las calles que recordaba como suyas, vestido con su mejor y único traje, para recuperar ese respeto perdido hacia el y hacia su clan.
Este es el punto de partida de un juego que, bajo la promesa de un sangriento beat’em up, se esconde realmente un simulador de vida Yakuza. Ir caminando recorriendo los distintos barrios, entrar en comercios, tomar saque, fumar, sentarnos en un banco, comer en puestos callejeros, charlar con la gente… son las tareas diarias que tendremos que hacer durante gran parte de nuestro tiempo jugando a Fading Afternoon. De hecho estas serán las tareas que definirán, de un modo u otro, nuestro final en el juego. Cosas tan sencillas como como asearnos, buscar un techo donde dormir, comprar tabaco, ir en tren o incluso, si jugamos bien nuestras cartas, ahorrar lo suficiente para comprar una pequeña casa, esa micro gestión de vida es la verdadera «chicha» del juego. Vivir en primera persona la soledad Maruyama, su decadencia, su tristeza, su deambular de un sitio a otro sin un rumbo fijo más allá del que le marque el siguiente paso. No hay objetivos en el juego, no hay misiones, solo el firme propósito de aguantar un día más aferrado a un pasado que se mantiene vivo gracias a las conversaciones nostálgicas con antiguos compañeros del clan, en cierto modo es la manera de transmitirnos el modo de vida, vacío y sin sentido, del protagonista.
Pero mantener nuestro estilo de vida cuesta dinero y aquí es donde la acción se cuela en Fading Afternoon. Hacer los encargos de nuestro Oyabun para recuperar el barrio con lleva derramar sangre y si para ello hay que asesinar a un rival es algo con lo que Maruyama no tiene problemas. Cada matón eliminado, cada calle ganada aumenta el respeto del clan, el nuestro y llena nuestra cuenta bancaría. Pero el dinero que se consigue rápido con igual rapidez se gasta, lo que nos empujará a pelear día tras día, aunque no nos apetezca. En estos momentos el juego se defiende bien pese a unos controles algo bruscos. La cantidad de combos a realizar es amplia y las animaciones de combate son fluidas, las armas variadas y el conjunto final conforma unos combates contundentes con una dificultad que aunque en un principio pueda parecer muy elevada se relaja bastante en cuanto nos hacemos con el flow de la pelea. Pero tras cada pelea no hay celebración, ni épica, ni siquiera una musiquita que nos anime como jugador. Murayama se sienta y da un par de caladas a un cigarro y continua con su vida, como quien acaba de hacer algo tan monótono como mirar un paisaje. Al final uno no puede dejar de asociar que esta violencia puede reportar dinero y una reputación pero ambas son cosas efímeras que solo aumentarán nuestra soledad. Al final Fading Afternoon es una repetición constante de los mismos hechos. Despierta, aséate, pasea, charla, come, viaja, pelea y termina la noche en casa, en un hotel, en un banco del parque o en un hospital y vuelve a empezar por la mañana. Una especie de día de la marmota pero con japoneses tatuados y armas en lugar de un meteorólogo cínico y arrogante. Saber llevar un equilibrio en la vida de Maruyama es lo que nos va a garantizar el éxito en nuestra partida y eso mismo es lo que le da una profunda rejugabilidad al titulo. Todo puesto sobre un precioso tapiz de 2D y sin más explicaciones de como hacer las cosas más que nuestro, mucho o poco, sentido común.
Un juego delicioso que nos transporta a un mundo que ha estado demasiado tiempo edulcorado artificialmente. Una historia sin historia, con unos personajes que no son protagonistas de nada mas que de sus miserables vidas. Gente triste, melancólica pero sobre todo profundamente humanos. Pero hay que advertir que no es un juego para todo el mundo, al igual que un Yakuza portar un buen traje y ser educado no lo vuelve buena persona, Fading Afternoon viene disfrazado de beat’em up pero no es un juego de acción, es otra cosa, un viaje contemplativo, una ventana a una forma de vivir que solo conlleva soledad, desesperación y muerte. Uno de los indies imprescindibles y más aun cuando Tesura lo trae en físico para tu Nintendo Switch.
- Análisis Fading Afternoon. - 7 agosto, 2025
- Ya esta a la venta «El Legado Visual del Club Nintendo» - 21 julio, 2025
- Chronicles of the Wolf. Análisis - 1 julio, 2025