Lost Ruins. Análisis

Lost Ruins es un desafiante metroidvania estilo pixel art que nos llega por fin en formato físico de la mano de Meridiem.

Este título de los surcoreanos Altari Games llegó a España originalmente allá por 2021 exclusivamente en formato digital, pero nuestros amigos de Meridiem siguen empeñados en resistir frente a la dictadura del bit y proporcionarnos un bastión de formato físico que resiste incólume. Y gracias a ellos hemos podido disfrutar de una propuesta estilo metroidvania, centrado en la acción y la supervivencia, con unos toques de frescura y originalidad muy interesantes, y un estilo de combate y un acabado artístico que hará las delicias de los amantes de lo retro.

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Lost Ruins nos pone en la piel de una protagonista que sufre de la tan habitual «amnesia del héroe». No recuerda quién es, ni por qué ha sido invocada a un extraño mundo de mazmorras y túneles. Pronto se encuentra con Beatrice, quien dice ser una guardiana  de este mundo, y que la acompañará en la aventura de ir desentrañando el misterio de su identidad, de la misión que recae sobre sus hombros y de la historia de las Ruinas Perdidas.

Como vemos, a nivel argumental, Lost Ruins no se complica mucho, pero tampoco le hace falta. Donde residen las fortalezas de este juego es en el sistema de combate y las mecánicas de exploración. Respecto al primer apartado, para enfrentarnos a los variopintos enemigos que pueblan estas catacumbas tendremos a nuestra disposición un elenco de armas, armaduras, tipos de ataque, hechizos y objetos consumibles que a primera vista puede resultar abrumador. Sin embargo, a medida que vamos avanzando y aprendiendo más, esta amplitud de posibilidades desemboca en un sistema combate bastante profundo, que sin dejar de ser desafiante en ningún momento, ofrece adaptabilidad a cada estilo y preferencia de los jugadores. Y por si eso no fuera suficiente, el juego nos ofrece la posibilidad de apoyarnos en el entorno para luchar, de forma que podemos hacer uso de tinajas llenas de líquido inflamable, lámparas que pueden ser derribadas encima de dichos charcos para quemar a nuestros enemigos, y otros elementos con los que dar rienda suelta a nuestra creatividad para acabar con todo bicho que se nos ponga delante.

La exploración y el backtracking es la segunda pieza que da sustancia a esta propuesta surcoreana, como no podía ser de otra forma siendo un título que quiere encuadrarse dentro del género fundado por Samus Arán y los Belmont. Tendremos un amplio mapa interconectado que ir descubriendo, con frecuentes puntos de guardado que nos harán la aventura algo más llevadera, y portales de viaje rápido para desplazarnos ágilmente entre zonas distantes. El mapa no es del todo claro y resulta un poco confuso navegar por él, pero el manejo del personaje y el combate son suficientemente satisfactorios para que los desplazamientos que tengamos que realizar por error merezcan la pena para conseguir recursos.

Como hemos comentado anteriormente, uno de los aspectos que más cautiva de este juego es su estilo artístico. A partes iguales pixel art y estética anime, en Lost Ruins la pantalla siempre está llena de colores y detalles. Los efectos de iluminación contrastan con el pixel grueso de los diseños, creando la ilusión de que a veces de que ciertas partes iluminadas están a una resolución superior al resto, lo cuál dota a los escenarios de una sensación de tridimensionalidad sorprendente. Las animaciones y movimientos de los personajes son de un estilo retro delicioso, y se complementan con imágenes de alta resolución de los primeros planos de los personajes que se nos muestran sobrepuestos sobre la acción cuando hay diálogos, al más puro estilo JRPG.

En cuanto al sonido, la banda sonora es envolvente y atmosférica, y acompaña a la aventura con una agradable discreción, sin resultar repetitiva ni invasiva en ningún momento. Los efectos sonoros son de alta resolución y realistas, y contrastan con el pixel grueso del estilo artístico elegido.

Lost Ruins es una entrañable aventura que nos durará una o dos tardes, pero es más que disfrutable y sin duda merece la pena darle una oportunidad. Y más sabiendo que tenemos a nuestra disposición una magnífica edición física que disfrutar gracias a los amigos de Meridiem, a los que no podemos estar más agradecidos por seguir empeñados en darnos la oportunidad de disfrutar de ediciones cuidadas, llenas de contenido y rebosantes de cariño por el videojuego. Por muchas más.