
The Hundred Line -Last Defense Academy-. Análisis
2 junio, 2025Venga, vamos a comenzar la reseña con un par de pequeñas adivinanzas, muy fáciles, sobre novelas visuales. A ver si podéis identificarlas a partir de un sencillo párrafo:
- Un colegio con 16 estudiantes y un director con aspecto de mascota adorable. Cada alumno tiene una personalidad única, muy extrema, y tiene unas habilidades y un aspecto físico (ropa, actitud, peinado, maquillaje) acordes a la misma. Los estudiantes, que al comienzo del juego no se conocían, tendrán que estrechar relaciones para sobrevivir y desentrañar el misterio que rodea al colegio y al mundo en el que viven.
- Un thriller con personajes atormentados, perseguidos por secretos de su pasado, que tienen que lidiar con situaciones imposibles y donde tendremos que tomar decisiones de las que dependen tanto el destino de los personajes y el final del juego. Pero resulta que si realmente queremos enterarnos de qué está pasando y tener todas las piezas del puzzle, vamos a tener que ir pasando por sus diferentes finales hasta llegar al final verdadero.
Cualquier aficionado al género, incluso aquellos que no las hayan jugado, seguro que las habrá reconocido al instante. No en vano, tanto la franquicia Danganronpa como Nine Hours, Nine Persons, Nine Doors y sus secuelas están entre las visual novels más populares y han contribuido en gran medida a la popularización del género en occidente. Son obras que no solo tienen valor por sí mismas, sino que han encumbrado a sus escritores/directores a ese olimpo de creadores para los que es suficiente la mera mención de sus nombres para captar toda nuestra atención cada vez que anuncian un nuevo título.
Imagino que cada uno tendrá sus favoritos, pero si alguien me preguntase no dudaría ni un segundo a la hora de señalar mi particular santísima trinidad en el mundo de las novelas visuales: Shu Takumi, padre de Ace Attorney y Ghost Trick, Kazutaka Kodaka, creador de Danganronpa y Master Detective Archives, y Kotaro Uchikoshi, la mente tras las franquicias Zero Escape o AI: The Somnium Files. Ni que decir tiene que el lanzamiento de un nuevo juego firmado por cualquiera de ellos es siempre un acontecimiento, además de motivo de compra instantánea. Imaginad ahora hasta dónde podría llegar mi excitación sabiendo al saber que dos ellos, un auténtico dream team, han unido sus fuerzas para codirigir y coescribir un nuevo juego. Imaginad, a continuación, que ese juego acaba de salir al mercado y que se llama The Hundred Line -Last Defense Academy-.
Hace 8 años Kodaka y Uchikoshi, junto con algunos otros como el compositor Masafumi Takada y el artista Rui Komatsuzaki, abandonaron Spike Chunsoft para crear Too Kyo Games con el objetivo de poder seguir dando rienda suelta a su creatividad sin las restricciones corporativas de una gran compañía como Spike Chunsoft. Desde su fundación ya habían publicado un buen puñado de títulos, incluso habían colaborado puntualmente entre ellos, pero no ha sido hasta ahora cuando han decidido poner toda la carne en el asador e invertir hasta el último yen de la compañía y la última gota de talento conjunto en la que posiblemente sea la visual novel más ambiciosa jamás creada.
Ambiciosa en términos narrativos, con una larga historia que no para de crecer a lo largo de 100 días en los que se desarrolla y un continuo bombardeo de giros y situaciones que nos van a dejar con el culo torcido en más de una ocasión… hasta alcanzar sus nada menos que 100 finales distintos. Es cierto que una de las señas de identidad de Uchikoshi siempre han sido los múltiples finales, que lejos de ser alternativos son complementarios para poder encajar todas las piezas de la historia. que aparentemente tiene y llegar a su final verdadero. Pero claro, una cosa son 5-10 finales, y otra muy distinta son 100. Solo plantearlo es ya todo un reto. Conseguir que el conjunto funcione, que el jugador no pueda soltar la consola y seguir a por otro final y a por otro… es algo que solo está al alcance de unos pocos. Un “sujétame el cubata” que solo alguien como Kodaka y Uchikoshi podían conseguir entregando lo mejor y más característico de cada uno.
Pero es que la ambición no acaba aquí. ¿Para qué hacer “solo” la visual novel más compleja de la historia si además puedes añadirle capas de RPG táctico, de calendario y de gestión de recursos que no solo resultan frescas, divertidas y funcionan excepcionalmente bien, sino que además refuerzan narrativamente el conjunto?
El planteamiento de The Hundred Line -Last Defense Academy- nos recuerda ¡vaya sorpresa! a los Danganronpa: un grupo adolescentes, cada uno con su propia personalidad y estilo, tras un extraño incidente despiertan en una extraña academia regentada por un curioso personaje con apariencia de mascota. Tanto se parece a Danganronpa y tan autoconsciente es, que incluso uno de los personajes no deja de hacer alusiones poco veladas sobre cuándo van a tener que empezar a matarse unos a otros. Pero ahí acaban las similitudes: no van a tener que matarse entre ellos, sino colaborar ante la gran amenaza de unos invasores que no van a parar hasta conseguir entrar en la academia. A partir de este punto, empiezan las preguntas: ¿dónde se encuentran exactamente y qué es la academia? ¿qué ha pasado con la ciudad en la que vivían y con toda la gente? ¿quiénes son esos misteriosos invasores y por qué quieren entrar a toda costa a la academia? ¿cuál es el secreto de la academia y por qué deben resistir exactamente 100 días? ¿qué sucederá entonces? Estas son únicamente algunas de las primeras preguntas que surgen tras los primeros minutos de juego… y puedo aseguraros que son apenas la punta del iceberg.
A lo largo de estos 100 días que vamos a ir viviendo sin atajos, uno a uno, tendremos que hacer frente a los sucesivos ataques de los invasores. En ese momento la novela visual se transforma en un RPG táctico en el que controlaremos a nuestros protagonistas para acabar con las sucesivas oleadas de invasores, incluyendo a sus temibles comandantes, que se acercan implacablemente hacia nosotros. Cada uno de los personajes tiene una especialización y unas características únicas, muy ligadas a su personalidad, de manera que uno de los elementos clave del combate va a ser conocer las particularidades de cada personaje y sus posibles sinergias con el resto de compañeros con el objetivo de optimizar al máximo nuestros turnos en combate. Además, cada personaje cuenta también con un ataque especial especialmente poderoso que podremos lanzar al completar una barra de voltaje que vamos llenando con cada ataque estándar pero que también, y este es otro de los elementos más originales del juego, podremos lanzar cuando un personaje esté al borde de la muerte incluso aunque la barra de voltaje no esté llena. El precio a pagar, eso sí, será la muerte (no permanente) del personaje. Esto nos permite un interesante gambito táctico, regalándonos una acción que puede llegar a cambiar el curso del combate a cambio de perder un efectivo, junto con sus habilidades únicas, durante el resto del mismo.
El combate es una parte importante del juego, pero eso no significa que vayamos a pasar los 100 días repeliendo los ataques invasores. El resto del tiempo lo vamos a dedicar a progresar en la historia y, sobre todo, a mejorar nuestros personajes, habilidades y herramientas de cara a próximos combates. Para ello tendremos que interactuar con nuestros compañeros, estudiar en la biblioteca, craftear regalos con los que fortalecer relaciones y mejorar nuestro conocimiento o entrenar en un simulador de batalla. Todo ello va a consumir un tiempo que no podremos utilizar para otra cosa y hará avanzar el reloj del juego, de manera que tendremos que elegir sabiamente a qué queremos dedicar nuestro precioso tiempo. Por otro lado, para mejorar nuestro equipamiento de combate, mejorar nuestras habilidades o craftear regalos vamos a necesitar recursos que podremos obtener realizando incursiones fuera de los muros de la academia, a través de una especie juego de la oca roguelite que me ha parecido especialmente fresco y divertido… pero nos consumirá un día entero, complicando todavía más la gestión de nuestro calendario.
Todo este entramado jugable/narrativo se apoya en un apartado técnico más que solvente en Nintendo Switch y un acabado artístico brillante, tanto por el excelente doblaje (en inglés y en japonés) como por la música de Masafumi Takada, que sabe adaptarse en todo momento a las distintas situaciones del juego. Destaca también por su apartado gráfico, no tanto por los escenarios que son sencillos y simplemente cumplen con su función, sino por el grandísimo trabajo de Rui Komatsuzaki en el diseño de unos personajes tan extremos como carismáticos que son todo un ejercicio de estilo y un complemento perfecto a la escritura de Kodaka y Uchikoshi. Alguien podría decir que los personajes de The Hundred Line -Last Defense Academy- tienen un estilo muy similar a los de Danganronpa y no se equivocaría, puesto que también fueron obra de Komatsuzaki. Y es que esto es lo que tienen los grandes artistas, que son capaces de realizar trabajos completamente distintos manteniendo un estilo totalmente reconocible.
Me da lo mismo que entréis a The Hundred Line -Last Defense Academy- por sus autores, por su género, por su trama, por su combate o por lo bonita que es su carátula… lo importante es que entréis. Porque una vez que hayáis entrado no puedo prometeros que va a ser lo mejor que vais a jugar este año, pero sí puedo aseguraros que no vais a parar hasta sacar, uno detrás de otro, todos y cada uno de sus 100 finales hasta descubrir todos sus secretos.
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The Hundred Line -Last Defense Academy-
0.00A Favor
- Co-desarrollado por Kazutaka Kodaka y Kotaro Uchikoshi, el dream team de las novelas visuales.
- Se la juega con una ambición desmedida… y le sale bien.
- Incluye mecánicas de RPG táctico, gestión de recursos y calendario perfectamente integradas con su parte narrativa.
En Contra
- No está traducido al castellano. Tendremos que jugarlo en inglés (o en japonés).