Luto. Análisis

Desde las islas afortunadas nos llega una intensa y oscura experiencia, espeluznante, estimulante, y de muchos quilates.

El estudio canario Broken Bird Games irrumpe con fuerza en la escena indie con su opera prima Luto, una aventura de terror, exploración y puzles en primera persona que llega dispuesta a ponernos en todo momento la carne de gallina. Como ellos mismos dejan muy claro desde el principio, ésta es una historia sobre la muerte y sobre la pérdida; una metáfora sobre la psique humana en la cuál nos enfrentaremos a una casa que no podemos abandonar y que va mutando y retorciéndose al ritmo de nuestros miedos e inseguridades. ¿Te atreves a bailar con ellos? Pues acompáñame, dame la mano, que si vamos juntos seguro que no nos pasa nada 🙂

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La mente humana es un milagro de la naturaleza. Nuestro cerebro es una máquina maravillosamente compleja capaz de alcanzar las más extraordinarias proezas, así como de descarrilar en las más desastrosas de las calamidades. Gracias a él podemos realizar de forma automática tareas esenciales para nuestra vida como respirar o que nuestro corazón lata al ritmo adecuado, y al mismo tiempo estar totalmente concentrados en otras actividades como en interpretar una compleja pieza musical con nuestro instrumento favorito, en cocinar, o en reaccionar a esos ataques prácticamente imprevisibles del jefe de turno que Miyazaki haya tenido a bien ponernos en nuestro camino. Pero como decimos, nos encontramos ante un órgano de una complejidad inabarcable, que como todo en la naturaleza, funciona de una manera imperfecta, de forma que en ocasiones toda esa potencia de cálculo y de adquisición de datos del entorno puede llegar a situaciones de fallo catastrófico. Y este es el punto de partida de la historia de Luto, donde acompañaremos a Sam, nuestro protagonista, a través de un inquietante y tenebroso viaje por los rincones más oscuros, y también los más relucientes, de su atribulada mente.

Por centrar ideas sobre el título inaugural de este estudio novel afincado en la isla de Gran Canaria, nos encontramos ante una experiencia de exploración y puzles en primera persona con una fuerte orientación hacia el terror y el suspense. Influencias como P.T., Visage e incluso Death Stranding son las primeras que vienen a la mente ya desde los minutos iniciales. Pero la inspiración de Broken Bird Games no se ha limitado a éstas, sino que a medida que avanzamos en ella, la aventura comienza a expulsar aromas que recuerdan a The Stanley Parable, What Remains of Edith Finch, Inscryption, Doki Doki Literature Club, y The Room. Pero esto no queda en el mero homenaje: todas esas esencias han sido combinadas con gusto y precisión alquímicas para resultar en un perfume equilibrado y de enorme calidad.

En Luto encontramos varias mecánicas que se complementan entre sí de una forma magistral. Todo el gameplay se sustenta sobre una exploración en primera persona al más puro estilo walking simulator, moviéndonos siempre por escenarios en los que el hiperralismo se mezcla con una fuerte componente onírica. A partir de la exploración se proponen los puzles, muy de tipo escape room, que nos permitirán desbloquear el avance a nuevas zonas que explorar. Así se forma el núcleo del bucle jugable de Luto, que además vendrá enriquecido con las argucias narrativas que esta talentosa gente isleña despliega para ir presentándonos la historia a la par que dándonos algún que otro susto. Porque si, os tengo que avisar que en Luto encontraremos mis odiados jumpscares, si bien alabo el gusto del estudio al introducirlos de una forma responsable, mesurada, y que encaja con el guion, al contrario de lo que ocurre en otros casos que he jugado recientemente (te miro a ti, Alan Wake 2).

El apartado artístico de Luto es espectacular por su realismo, tanto en los gráficos como en el sonido. En la mayoría de los casos, las propuestas que apuestan en esta dirección suelen caer en una sensación de frialdad y falta de personalidad provocada por la utilización de recursos genéricos proporcionados por el motor de turno. No es el caso de Luto, en el que su mundo desborda personalidad y carisma. La casa por la que transitamos realmente se siente como el hogar que ha sido para gente de carne y hueso, y los parajes desérticos y cavernosos que también atravesaremos nos dan la sensación de que realmente estamos allí. El único punto negativo que le encuentro al juego en este sentido es la enorme y desproporcionada necesidad de recursos del motor que han elegido: mi archienemigo el Unreal Engine V, gracias al cuál, por otro lado, los escenarios lucen como lucen, si tu máquina tiene los recursos necesarios para ello.

A nivel sonoro el realismo es máximo, y los efectos tridimensionales y de orientación por la direccionalidad del sonido están ajustados a la perfección. Un golpe en una puerta o un ambientador con dosificador automático que se dispara nos erizarán los vellos de la nuca como si sonaran en nuestra casa o en nuestro pasillo oscuro antes de ir a dormir. Y el doblaje es absolutamente sobresaliente, con un narrador en voz en off que usa un tono irónico y humorístico que al principio puede rechinar con el resto de la ambientación, pero que resulta un contrapunto muy efectivo a medida que avanzamos en la historia.

Realmente poco más se puede decir de Luto sin entrar en spoilers que puedan empañar la experiencia. Por mi parte sólo queda insistir en el hecho de que si te gusta el terror atmosférico, subliminal y el suspense y si disfrutaste con los ya mencionados P.T., Visage y títulos similares, Luto va a gustarte mucho, pero mucho. Porque además de ser un sentido homenaje a ellos, viene con muchos toques extras que lo llenan de frescura, personalidad y originalidad, elevándolo a un nivel de excelencia admirable, especialmente teniendo en cuenta que es la primera propuesta de sus desarrolladores. Desde aquí nuestra más sincera enhorabuena a la gente de Broken Bird Games, que nos han hecho un auténtico regalo haciéndonos pasar este Luto.