Flatout 4, Mezclado pero no agitado.

Los amantes de la conducción árcade loca y disparatada estábamos huérfanos esta generación ya que no disfrutábamos de un gran titulo donde poder saciar nuestra sed de colisiones, choques y nitros. Atrás quedaron los maravillos años en las que sagas como Burnout, Motorstorm o ese gran incomprendido que es Blur nos daban horas de deliciosa y metalica diversión.

Con la llegada de este nuevo “Flatout 4: Total Insanity” todos pensábamos que por fin alguien se apiadaba de nosotros y nos daba nuestra la ración de destrucción automovilística que tanto estábamos esperando y aunque tras el no estaban sus creadores originales, los findlandeses Buggybear, daba cierta tranquilidad saber que los encargados de llevarlo a cabo eran los chicos de Kylotonn Games que ya tenían experiencia en los juegos de conducción gracias a los WRC 5 y 6.

Tras el batacazo, tanto en ventas como en critica, que tuvo su anterior entrega los chicos de Kylotonn han optado por dejar a un lado los experimentos y usar para su juego mecánicas que ya han demostrado su valía en otros juegos, haciendo de su Flatout, una especie de coctel donde podemos encontrar una parte de esas locas y gamberras carreras que encontrábamos en “Burnout”, media porción de enfrentamientos al más puro “Destrution Derby” y una pizca de ese gran juego que era “Blur” todo ello mezclado, que no agitado, para que el resultado final no recuerde en exceso a ninguna de las partes y de un sabor propio y único a la mezcla. ¿Consiguen una bebida de éxito?, vamos a verlo.

Gráficamente Flatout sorprende bastante ya que para no tratarse de un triple A tanto escenarios como vehículos lucen de maravilla, los efectos de luces y partículas están muy bien conseguidos, tanto es el caso que en ocasiones inciden en la propia visibilidad de la carrera dándole un plus de exigencia al juego. Punto a favor es que prácticamente todo lo que aparece puesto en pantalla se puede, y se debe, destruir ya que los escombros de esa caseta que hemos atravesado o el árbol que ha caído debido a nuestro énfasis con el nitro quedaran sobre la pista haciendo de obstáculo para el resto de los corredores pero haremos bien de recordar en que parte del circuito ha sido pues también será un incordio para nosotros en la siguiente vuelta pues estos no desaparcen. Y aun es más meritorio ver que coches, colisiones, partículas, escombros escenario, luces y todo lo descrito anteriormente se nos pone en pantalla en unos más que estables 60 frames.

En la parte jugable el juego nos propone varios modos de juego entre el que destaca el “Modo Carrera” en el cual tendremos que adquirir un coche con el que participar en las nada despreciables 24 copas que nos pone sobre la mesa Flatout. Cada carrera ganada nos reportara pingues beneficios con los que iremos mejorando nuestro vehículo y  nos desbloqueara la siguiente prueba de cada competición. Dentro de estas copas se encuentra la mezcla de estilos antes mencionados: nos encontramos las típicas carreras de velocidad a lo Burnout aderezados con los festivales de destrucción inspirados en los “Destrucción Derby” y con las carreras al estilo “mario kart” que veíamos en Blur. Encontrándonos un juego que hace de la variedad su gran arma.

También disponemos de un modo “Flatout” una suerte de campeonato donde tendremos que ir desbloqueando 42 minijuegos que van desde una partida de bolos a derribar castillos de juguete.

A la hora de ponernos a los mandos notamos que el juego está hecho para divertirnos, los circuitos están diseñados con carreteras anchas para facilitar los adelantamientos y las curvas tienen un trazo no muy exigente y nos daremos cuenta que tras memorizar el circuito apenas pisaremos el freno. Esta “sencillez” en los trazados podría ser un punto en contra del juego pero nos damos cuenta que está hecho de esa manera pues además de con las curvas tenemos que lidiar con el resto de participantes que no dudaran en embestirnos o empujarnos fuera de la calzada. Y es que es aquí es donde Flatout, se quiere desmarcar de juegos como Burnout, ya que la única manera de rellenar nuestro medido de Nitro es “embestir” a nuestros contrincantes para sacarlos de la carrera y de esta manera poder conseguir ese Turbo que nos hará falta en la siguiente recta para adelantar al resto de competidores.

En el apartado sonoro es el que pasa más desapercibido. Efectos cumplidores que no desentonaran y una música rock random que no destacara pero que tampoco nos molestará demasiado.

Pero no es oro todo lo que reluce y aunque Kylotonn Games pone todo su empeño en que su coctel quede delicioso hay aspectos que hacen que el resultado sea algo amargo. El primero de todos es la variedad de escenarios ya que si bien es cierto que el juego cuenta con muchos circuitos pronto nos daremos cuenta que los escenarios son siempre los mismos. De hecho el juego recurre demasiado pronto a ese truco de presentarte un nuevo circuito que es simplemente recorrer el trazado a la inversa de otro, cosa que está bien como recompensa o “extra” pero que presentártelo como nuevo circuito dentro de una competición para dar variedad es hacer trampa. Otro punto en contra son algunas de las físicas del juego, mientras los choques y colisiones con el resto de participantes están fantásticamente bien resueltos no se puede decir lo mismo del resto de objetos de el entorno y pronto nos daremos cuenta que podemos salir completamente ilesos de las continuas envestidas de un furgón de reparto pero que un bala de paja nos frenara completamente en seco igual que si hubiéramos chocado contra un tanque Panzer de la 2 guerra mundial, simplemente incomprensible.

Aún con todo Badland Games distribuye un juego de carreras tan tremendamente frenético como divertido, gráficamente muy vistoso y que nos sabe como “agua de Mayo” a los que estábamos ansiosos por descargar nuestro stres a base brutales colisiones y ,lo que es mas importante, hace resurgir de manera más que digna a la saga Flatout del agujero en que ella misma se metió con su horrible Flatout 3.

https://www.youtube.com/watch?v=6IfQu4lwHrA&feature=youtu.be