Análisis Switch: Xenoblade Chronicles 2, la última obra de arte de Monolith
19 diciembre, 2017
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Voy a empezar esta reseña diciendo que me resulta bastante difícil intentar ser objetivo con la ultima hornada de juegos que Nintendo esta sacando para su consola portátil/sobremesa/híbrida. Ya se que esto dice bastante poco de mi calidad como redactor, pero es justo que lo diga pues pienso que la sinceridad es lo que tiene primar ante todo y en mi defensa tengo que decir que la compañía de la gran N esta apelando en sus grandes títulos, en los que se prestan a ello al menos, a unos sentimientos tan primarios y básicos como son los de la ilusión, la sorpresa o el descubrimiento.
Y esto es algo que ya pudimos atisbar en el ultimo Leyend of Zelda, cuando después de levantarnos de nuestro sueño, erámos paridos a un basta e inmensa Hyrule en la que por primera vez erámos nosotros los que realmente decidíamos el destino de nuestra aventura y teníamos la libertad de ir y hacer lo que quisiéramos, cuando quisiéramos y como quisiéramos. La sensación de ser realmente libres, la emoción de ser conscientes de que nosotros nos marcábamos nuestro camino, que no hay puntos que nos indiquen la meta ni señales que seguir salvo las de nuestra propia intuición, la sorpresa de descubrir algo nuevo detrás de cada esquina, todas esas emociones se arremolinaban dentro de nuestra mente a los primeros minutos de juego y nos acompañaban durante todo el tiempo que nos durará nuestra aventura convirtiendo a Zelda en una experiencia difícil de explicar.
Esto mismo es lo que sucede, más o menos, en Xenoblade Chronicles 2, pero con la diferencia de que esta vez el juego se toma su tiempo para que saborees cada una de estas emociones. Es por ello que Xenoblade nos premia con un maravilloso prologo donde el juego nos va mostrando sus cartas poco a poco, nos presenta su mundo, sus protagonistas, sus antagonistas y nos va enseñando ligeras pinceladas de sus reglas y sistemas de juego para que vayamos poco a poco ilusionándonos, dejando que nos imaginemos como será lo próximo que nos va ha enseñar y haciendo que disfrutemos esos primeros instantes como el que se deleita con el brillante envoltorio de un gran regalo al que se resiste a abrir para hacer que ese maravilloso momento que mezcla incertidumbre e ilusión dure lo máximo posible. Este baile que el juego nos propone para que nos conozcamos a fondo, durará todo el primer capitulo del juego y aún se prologará durante el comienzo del segundo pues cuando lleguemos a los espesos y bellos bosques de “Las Tierras Olvidadas” aún jugará con nosotros un poco más dejando entrever todo lo que esta apunto de venir, enseñando y ocultando todo su esplendor, manteniendo la incertidumbre al igual que en una primera cita en la que no sabemos cuando daremos el siguiente paso. Y cuando salimos de la espesura hacia la gran llanura de la provincia de Gormott es cuando el juego nos da una bofetada de realidad y nos muestra realmente la enormidad del mundo de Xenoblade Chronicles 2. Es en ese instante cuando podemos incluso saborear ese sentimiento de perplejidad al no creer lo que estamos viendo, ese sentimiento de maravilla al descubrir el tamaño del mundo que Monolith a puesto sobre la mesa para nosotros y que se sale de cualquier escala que hayamos presenciado antes.
Pero abstrayéndonos de lo que sentimentalmente pueda evocarnos este juego y centrándonos en los apartados puramente objetivos, Xenoblade es también es un gran juego. Y lo es por que trae a primera linea un genero tan poco representado en esta, y en la pasada generación, como el JRPG que ha visto como su presencia ha sido relegada a pequeños destellos de brillantez como Persona 5 o Lost Odissey por poner unos ejemplos. Un JRPG de corte clásico que sigue el A-B-C del genero sin complejos, que nos cuenta la típica historia del camino del héroe y que estará llena de personajes típicos y tópicos pero no por ello menos carismáticos. Con una misión principal que seguir que irá hilando la historia y cientos de secundarias que realizar que sin ir más allá del típico “ve y traeme” nos servirán de excusa para explorar y descubrir el fabuloso mundo de Xenoblade, a la par de que nos servirán para volver realizar esa tarea tan propia de los jrpg de los 32 bit y 128 bit que era grindear y farmear para conseguir el nivel necesario para hacer frente a las poderosas bestias que pueblan los titanes. Un Jrpg, en definitiva, de los de toda la vida y que tan de menos se echaba.
Es un gran juego por que ademas nos cuenta de manera excelente una gran historia. La historia de Rex un simple buceador que se ve involucrado en una aventura en la que descubre Pira, una de las armas vivientes que se denominan Blades, y junto al resto de sus compañeros partirán en busca del paraíso perdido del Eliseo para salvar ya de paso el mundo en el que viven. Algo que en principio nos puede parecer un argumento manido es sin embargo una historia llena de giros y sorpresas, situaciones épicas y momentos tan estrambóticos que solo pueden salir de las locas mentes japonesas y donde se mezclan de manera maestra temas tan dispares como el deber personal, la importancia del bienestar del grupo, el liderazgo, la política o la guerra y que como iremos descubriendo al final toma una escala tan grande como la del universo donde se desarrolla.
Y nos la cuenta tomándose su tiempo para hacerlo, con un ritmo pausado que no lento, que nos va descubriendo poco todos los matices de los personajes que pone en juego y que cuece las tramas a fuego lento dando tiempo a que cada personaje quede perfectamente perfilado e identificado. Pero no solo se queda en contarnos la historia de Rex, sino que el juego esta lleno de pequeños “tips” de información sobre la realidad que se vive en “Alrest” haciéndonos participes de su historia y de las inquietudes de su población y que para poder empaparnos con ella tendremos que estar atento a las conversaciones que tienen entre si los miles de NPC deteniéndonos para escuchar o directamente participando en en ellas. Historia que se ayuda de una gran narrativa que hace uso de diálogos cortos, concisos y ágiles que en apenas un par de lineas plasman todo lo que piensan los protagonistas sin necesidad de largas y soporíferas charlas, todo esto es apoyado ademas por unas brillantes cinemáticas realizadas con el motor del juego que nos recuerdan a esas grandes joyas de los Jrpg de los 32 bits donde cada escena CGI era poco menos que una obra maestra del cine de animación.
En el apartado jugable Xenoblade propone un sistema de combate semiatumatico que desde fuera puede parecer una melé sinsentido pero que una vez tomas los mandos el jaleo desaparece y en cuanto nos hacemos con el tempo de las batallas todo se vuelve ordenado, ágil y sumamente divertido. Nuestros protagonistas darán golpes de manera automática y nosotros tendremos que elegir el momento adecuado par realizar unas técnicas especiales llamadas “artes de batalla”, si lo hacemos de manera correcta podremos hacer un ataque especialmente devastador en compañía de nuestro Blade. Este sistema, a priorí sencillo, se le van sumando capas y capas de sistemas jugables como artes activas, artes pasivas, combos de blades, ataques combinados entre pilotos y un inmenso etcétera que irán evolucionando nuestros combates desde sencillas luchas que no supondrán mas que un mero tramite contra los enemigos de menor nivel a largas y complicadas batallas llenas de estrategia contra los enemigos de mayor nivel. Ahora podemos tener una idea de lo que seguramente Tabata tenia en mente para su FFXV pero que no supo implementar.
Llegamos ahora a la parte artística del juego. Monolith nos deja sin palabras en este apartado. El trabajo invertido para el diseño y puesta en pantalla del mundo de Alrest es titanico. No podemos hacernos una idea del tiempo y esfuerzo que se ha tenido que usar para, a la vez que se trabajaba en Zelda, crear un mundo abierto tan hermoso y variado. Cada región a la que viajemos será totalmente distinta a la anterior, con una cantidad de matices y detalles realmente sobrecogedora. Las ciudades, pueblos, bosques, lagos… todo brilla con luz propia convirtiendo este juego en un generador de fondos de pantalla como pocas veces antes hemos visto. El diseño de personajes es totalmente maravilloso, los protagonistas están modelados con todo lujo de detalles (ver el traje de Pyra en la oscuridad es una maravilla) y ademas cuentan con unas animaciones muy fluidas. El diseño de las bestias no se queda atrás dando uno de los juegos con mejor presencia en pantalla que podemos ver, no solo en Switch sino en esta generación. Ademas todo el conjunto parece lleno de vida y sabemos que eso de “lleno de vida” es un termino muy manido a la hora de describir los escenarios, pero en este juego cobra un sentido especial ya que el propio escenario esta vivo y es que en este universo los continentes son seres vivos que se denominan titanes y sobre ellos se desarrolla toda la aventura. Con lo cual no sera raro que mientras exploramos por una llanura o una cordillera montañosa y miremos hacia arriba podremos ver la espina dorsal o la cabeza del descomunal animal. Todo se muestra en nuestra pantalla sin tiempos de carga y sin caídas de frame rate. Pero no todo es perfecto y representar un mundo tan espectacularmente enorme como Alrest tiene su precio. Una resolución extremadamente baja en su modo portátil, momentos en los que las texturas tardan demasiado en cargar o unas animaciones en ocasionas en exceso robóticas son un peaje a pagar por poder contemplar uno de los mundos más espectaculares jamas creados.
Otro apartado donde el juego destaca de manera sobresaliente es en el sonoro y es que Yasunori Mitsuda firma una banda sonora espectacular con una cantidad ingente de composiciones que van desde melodiosos y pausados temas a piano hasta esquizofrénicos temas roqueros que convertirán el combate más nimio en una épica batalla. Todas ellas encajan en el juego como un guante marcando en cada momento el ritmo necesario y aportando personalidad propia a cada lugar que visitemos. Dentro de todas ellas debemos de destacar los temas compuestos para apoyar las animaciones que unen la trama principal ya que les aportan un plus narrativo a las mismas.
Ademas viene acompañado de un doblaje al ingles más que correcto aunque desde aquí os animamos a que descargeis y juegueis con las voces originales pues su doblaje es soberbio. Los efectos están en la misma linea que el resto del apartado y como punto negativo hay que decir que el juego adolece de una mala sincronizan labial.
Negar que Xenoblade Chronicles 2 es un juegazo es una locura. Una historia apasionante, un narrativa espectacular, una banda sonora inigualable, un sistema de combate tan sencillo como profundo, un mundo a explorar inmenso y una apartado visual nunca antes visto en una consola de Nintendo elevan a este juego a una nueva obra maestra dentro del genero de los JRPG. Monolith Soft puede estar satisfecha por hacer uno de los mejores juegos que vamos a disfrutar en esta generación y que es un broche de oro para el primer año de vida de Switch.
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