Diablo III Eternal Collection. Cuando todo funciona.
16 noviembre, 2018Análisis Switch
Diablo III es un juegazo, lo digo así, sin rodeos ni tapujos. Es un juego de 9 o 10, depende de quién lo analicé. Podrá gustarte o no el género, pero decir otra cosa de lo expuesto anteriormente es simple y llanamente una soberana tontería. Y no lo digo yo, un simple redactor de una página pequeñita como la nuestra. Lo dicen los cientos, miles, de análisis que lo abalan con notas no inferiores a 9. Es un juego cuyas mecánicas han sido pensadas y repensadas una y otra vez para que no quede nada al azar. Con un diseño artístico fascinante y con un apartado sonoro que va a la par. Solo así se entiende que un juego lanzado hace, agárrense a donde puedan amigos, la friolera de 6 años siga tan vigente hoy día, en todos y cada uno de sus apartados, como el día en que se lanzo al mercado allá por el 2012.
Pero conseguir todo lo que decimos no sucede por azar o suerte. Todo esto sucede cuando detrás del juego hay una compañía que lo da todo a la hora de desarrollar un titulo y que tras su lanzamiento sigue depurando, corrigiendo y mejorando día tras día el producto. Y es que detrás de Diablo III esta, para quien aún no lo sepa, Blizzard. Una empresa que tiene bajo su manto títulos tan longevos como los anteriores Diablo, Warcraft o StarCraft que a día de hoy aun son jugados por miles de jugadores o el inagotable World of Warcraft (WoW) entre otros. Con estas referencias ya podéis imaginar que el port del juego a la hibrida, me resisto a llamarla portátil, de Nintendo esta cuidado hasta límites obsesivos. Así pues en esta Eternal Collection encontramos el inmejorable juego base, 4 capítulos, más las expansiones Reaper of Souls y Rise of Necromancer, que aportan nuevo contenido de la historia y nuevas clases de personaje y encima viene con algunos detalles como el blasón de la trifuerza o la transmutacion del equipo de Ganondorf.
Pero vamos al meollo del asunto y vamos a suponer que acabas de salir de una “cámara de estasis” y no sabes de qué demonios estamos hablando. Diablo III es un Hack & Slash en el que nos pondremos en el papel de uno de los héroes que pueblan Santuario y tendremos que luchar contra las hordas de Azmodan para evitar que se hagan con el control de la Piedra del alma negra y con ello el poder para dominar el mundo. La historia, sencilla a más no poder pero no por ello mala ni floja, es solo la puerta de entrada a uno de los juegos más completos y largos a los que podremos enfrentarnos tanto en PC como en consolas.
La mecánica de Diablo están sencilla y efectiva como su historia. Un depurado, y refinado hasta el absurdo, Hack&Slash donde tendremos que ir avanzando a través de intrincadas mazmorras repartiendo dolor entre todos los seres del averno que nos salgan a nuestro encuentro. Nuestro héroe tendrá a su disposición una serie de habilidades, dependientes de la clase que escojamos y tenemos 7 donde elegir (barbaro, medico brujo, mago, monje, cazador de demonios, necromante y cruzado), para hacer frente a todos los enemigos que veamos. Como no podía ser de otra manera conforme avancemos iremos subiendo de nivel y desbloqueando nuevas y divertidas formas de infligir muerte en un enorme árbol de habilidades. Habilidades qué serán tanto activas, que usaremos durante el combate, como pasivas, que modificarán un poco nuestro stats. Pero la configuración de nuestro personaje no solo termina con nuestras habilidades. Ya que conforme ganemos nivel tendremos acceso a nuevo equipamiento, que además del que encontremos por el mapeado también podremos comprar en los diferentes comerciantes o mejorar el que tengamos. Este equipamiento alterará nuestra forma de combate ya que también podrá, no solo cambiar nuestra fuerza o defensa, sino que también aplicará sobre nosotros distintas propiedades mágicas. Todo esto consiguen que Diablo III tenga uno de los apartados de personalización más completos que existen a día de hoy en los videojuegos.
Y este es el secreto de Diablo, jugar y rejugar las misiones en los diferentes modos de dificultad para ir subiendo más de nivel y conseguir más y mejor equipamiento con el que mejorar nuestro personaje para que podamos encarar ese nivel de dificultad que se nos resiste. Y no penséis que se os hará repetitivo ya que además de las misiones del modo campaña tendremos los contratos, las fallas, las refriegas, las fallas desafio… y una multitud de formas de juego que os mantendrán pegados a vuestra Switch durante más horas de las que podáis imaginar. Todo esto mejora si lo jugamos en cooperativo junto con 4 amigos, tanto online como offline. Cuando 3 amigos se juntan en tu grupo para saquear una mazmorra toda la pantalla se vuelve una locura de demonios, criaturas infernales, magias, poderes y risas, muchas risas. Y si pensabas que esto era todo también tienes la posibilidad de jugar las “Temporadas”. Un modo de juego donde podremos crear un héroe, que solo podremos usar en la temporada actual, para tener acceso a recompensas especiales durante los eventos de dicha temporada y que una vez finalice perderemos a ese héroe pero retendremos todo lo conseguido para usarlo en los demás héroes. Como ya ves las posibilidades del juego no serán infinitas pero lo parecen y ahora te darás cuenta el por qué de que Diablo III se siga jugando con tanto fervor y asiduidad 6 años después de su salida. Dicho todo esto solo tenemos que añadir que el juego se maneja de manera espectacular tanto con el mando PRO como con los sticks en el modo portatil.
Dejando a un lado su insuperable apartado jugable vamos a fijarnos en el apartado grafico. El diseño artístico de Diablo III es simplemente abrumador, los modelados de los personajes principales están llenos de detalles, cada pieza de armadura, cada arma se verá representada en nuestro avatar y no solo en el menú si no que los cambios serán apreciables mientras jugamos. Además han realizado un trabajo con la animación prácticamente perfecto, contemplar como se van enlazando las animaciones de las distintas habilidades según las vamos ejecutando dan forman a unas coreografías espectaculares y variadas, ver al monje repartiendo leña es placer para la vista. Pero esto no acaba aquí, el diseño de todos los enemigos no se queda atrás fantasmas, espectros, diablillos, zombis, arañas, demonios, diablos, murciélagos, abominaciones, esqueletos ,y así hasta formar un catalogo de adversarios digno del libro de los guinness, están cuidados con el mismo mimo que los personajes principales. Los escenarios, siendo muy variados y ricos en detalle, es donde flojea el juego ya que se abusa en el reciclado de objetos a la hora de llenar el gigantesco mapeado, pero evidentemente y teniendo en cuenta el tamaño de algunas mazmorras se comprende y se perdona. Para que no perdamos detalle el juego hace gala de una vista isométrica con cámara fija que le sienta como un guante a la pantalla de la híbrida de Nintendo y nos lo muestra todo de manera brillante a unos rocosos 60 fps y a una resolución de 720p en su modo portatil y de 960, una lastima no poder gozarlo a 1080, en el modo sobremesa. En el apartado sonoro contamos con una excelente banda sonora que nos acompañará durante todas nuestras horas de juego sin que, aunque parezca mentira, se nos haga monótona. Además el juego llega, como en el resto de versiones, con una excelente localización a nuestro idioma.
En conclusión. ¿Merece la pena gastarse los 60 eurazos en la versión de Nintendo Switch? POR SUPUESTO QUE SI. Estamos ante la colección, de momento, definitiva de Diablo III. Con un port muy cuidado que no envidia para nada al resto de versiones. Gráficamente aguanta el tipo, su jugabilidad está intacta, el online funciona a la perfección y, encima de todo esto, cuenta con la baza de poder jugar a Diablo III en cualquier parte gracias a la virtud portátil de la consola. Si solo pudierais comprar un juego esta navidades, y os gusta este género, no os lo penséis y comprad Diablo III Eternal Collection para tu Nintendo Switch.
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