Esos Días Que Desaparecen.

Reseña Cómic

Mi amigo Lubín Maréchal, tiene un problema y bastante gordo. Está perdiendo días. Si, ya sé que suena raro, pero es cierto. Es como quien pierde unas llaves y no sabe donde están y de golpe aparecen en otro sitio, aunque suene raro la comparación es bastante acertada pues mi querido Lubín pierde 1 de cada dos días, no sabe qué ha pasado, ni que ha hecho…ese día completo se pierde pero a diferencia de las llaves esté día se ha ido y ya no se puede recuperar. Lubín es un tío sano, es acróbata, cuida su alimentación, tiene un trabajo honrado y cuida de sus amigos pero no sabíamos por qué le pasa…bueno eso no es del todo cierto, ahora sí que lo sabemos. Durante sus “ausencias” su cuerpo es dominado por otra persona. Para ser más correctos, tendríamos que decir que durante 24 horas el cuerpo de Lubín es conducido por otra personalidad. Es totalmente distinto a él, no piensa como él, no habla como él…diablos NO ES ÉL.

El párrafo anterior puede que suene a locura pero es una locura que en estos días podría llegar a ser plausible. Nuestro ritmo de vida, el peso aplastante de nuestras responsabilidades o el caliente aliento del estrés en nuestra nuca están haciendo aflorar nuevas dolencias y trastornos que ponen en jaque nuestra quebradiza salud mental. Si algún día escucho en la tele o en la radio lo dicho en el primer párrafo no me extrañaría nada. Y es que así funciona nuestro cerebro, ante la multitud de ataques que sufre en el día a día esta maravillosa pieza de relojería suiza busca mil maneras de protegerse, de evitar el daño emocional y conseguir mantenernos cuerdos otro día más.

Tomando como punto de partida el delicado estudio de los trastornos de la personalidad, Timothe Le Boucher da un paso más allá y evoluciona el típico caso del trastorno de identidad disociativo enfocándolo como una lucha a vida o muerte entre dos personalidades que quieren para sí el control de un mismo cuerpo dando un pequeño giro de tuerca al típico, y tópico, caso del Jekyll y Hyde. Le Boucher intenta imaginar cómo sería la interactuación de ambas personalidades no solo con las demás personas del entorno si no entre ellas mismas y como evolucionaría la relación entre ambas. Y es que en su, en principio, sobrenatural guión Le Boucher va dejando semillas para que el lector reflexione como por ejemplo, y más evidente, que conforma a una persona, el cascarón de carne de nuestro cuerpo o alguna de sus personalidades o la suma de ambas…la respuesta no es sencilla y claro está variara dependiendo de si le preguntas a los conocidos o amigos de cada personalidad.

El dibujo que encontraremos en “Esos días que desaparecen” es bastante simplón, pero extrañamente le sienta como un guante. Los suaves trazos y los tonos pasteles hacen que el cómic entre muy fácil por los ojos. Su estructura narrativa combinan de maravilla el plano americano y plano medio para darnos en todo momento una visión general de todo lo que rodea a Lubin, los primeros planos se usan para reflejar las emociones de nuestros protagonistas y Timothe se aleja de los encuadres estridentes o demasiado enrevesados, todo fluye de manera suave y grácil. Este ritmo continuo hace que el cómic se lea prácticamente de una sentada.

En definitiva, y para ir resumiendo, “Esos días que desaparecen” es uno de esos cómics que sin duda te dejarán marca. Su guión, sus personajes, su dibujo hacen en conjunto una de las novelas más interesantes de este 2019, y decir esto es muy atrevido teniendo en cuenta que estamos solo en abril y el año aún es muy largo. Como no podía ser de otra manera viniendo de la mano de Dibbuks, el cómic llega en una cuidada edición de tapa dura con papel de alto gramaje, una obra perfecta para invertir 28 € de vuestro presupuesto mensual en cómics.