Slay the Princess. Análisis.

Una locura poética y maravillosa.

El mundo del videojuego a veces nos reserva sorpresas agradables y a veces desagradables. Y en contadas ocasiones, tenemos la suerte de toparnos con experiencias únicas, originales, osadas y rompedoras, que nos vuelan la cabeza. Para el que escribe, este ha sido el caso con Slay the Princess, el nuevo videojuego del estudio canadiense Black Tabby Games, el cuál, por centrar ideas, podemos enmarcar dentro del género de las visual novels. Pero, siendo esto ya argumento más que suficiente para que sus aficionados nos tiremos en plancha a por él, hay más, mucho más.

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Una vez que sabes el tipo de juego que te vas a encontrar inicialmente, voy a continuar este análisis tirándonos piedras sobre nuestro propio tejado: Slay the Princess es uno de esos juegos a los que es tanto mejor acercarse cuanto menos sepas de él. Así que, si confías en mi y piensas que te he hecho un favor con este disclaimer a corazón abierto, y piensas dejar de leer en este punto, te pido que a cambio nos lo agradezcas pasando un ratito en algún otro rinconcito de ésta nuestra web, que hacemos con todo el cariño de mundo para tu gozo y disfrute.

Bien, si sigues aquí, entiendo que quieres saber un poco más. Y está bien. Hay mucho más que decir de esta psicodélica y fascinante propuesta del estudio fundado por el matrimonio Abbie Howard y Tony Howard-Arias. En Slay the Princess nos sumergimos en lo que inicialmente parece una especie de cuento de fantasía: por motivos que desconocemos, nos encontramos en un bosque, camino de una cabaña, en la que aparentemente hay una princesa a la que tenemos que matar. Esa es nuestra misión, por descabellada que parezca. A partir de este punto, tendremos que ir desentrañando el misterio que envuelve a toda esta situación, a la par que avanzar a través de nuestras decisiones de acciones y diálogos, que irán desencadenando distintas consecuencias y ramificaciones de la historia.

Y créeme cuando te digo que ramificaciones hay muchas, muchas, pero que muchas. Y la historia diverge, y diverge, y vuelve a divergir, en direcciones unas veces sorprendentes, otras aterradoras, otras cómicas, y todas ellas impregnadas de un misterio que hará que no podamos despegarnos de sus líneas de dialogo y de sus sugerentes ilustraciones.

Porque en el plano artístico, el juego es una maravilla en blanco y negro de trazos de tinta y lápiz. Las ilustraciones acompañan el tono lúgubre e inquietante de la aventura de una manera magistral. Y los sutiles efectos de movimiento con el que se han animado los trazos que las forman proporcionan una experiencia onírica que le sienta de maravilla, elevando el tono psicodélico del conjunto a un punto de equilibrio perfecto. Las transiciones entre algunas escenas se producen en pequeñas cinemáticas que consiguen provocar miedo, intriga e incluso alivio. Y la música acompaña y contribuye a la creación de una densa atmósfera de misterio, terror cósmico y ensoñación de la que nos costará trabajo escapar.

Slay the Princess es una experiencia corta en primera instancia, aunque si quieres explorar cada recoveco de su árbol de diálogos y decisiones aún podemos estar hablando de una buena decena de horas. Y sin duda merece la pena zambullirse de lleno en su demencial propuesta, olvidando todo lo que creemos saber, y dejándonos zarandear al ritmo de una historia que llega a unos niveles de psicodelia y abstracción rayanos en lo poético y filosófico. Sin duda es un juego de estos que te dejan dándole vueltas a la cabeza, y del que en realidad no sales aunque apagues la consola o el PC. Yo creo que me he quedado atrapado en esa cabaña en medio de la montaña. ¿Te importa venir a ver si me puedes rescatar? Y de paso, tengo un favor que pedirte: ¿podrías matar a una princesa que hay encerrada en el sótano, por favor?