Planet Alpha. Un lugar entre las estrellas.
19 septiembre, 2018Análisis
Concebido como una antigua aspiración de sus creadores que por fin se ha convertido ahora en realidad, Planet Alpha ha llegado este mes con el objetivo de hacernos disfrutar del viaje que propone a través de una experiencia interactiva memorable en un mundo de ciencia ficción, mezclando ideas vistas en este campo desde la década de los 50. Coqueteando con particularidades vistas en juegos como Inside, este título apuesta todo al rojo para centrar su oferta en un arte espectacular que destaca por encima de todo. Veremos si ha sido suficiente para conseguir su lugar junto a las estrellas.
Si estudios como Playdead han hecho de Limbo o Inside dos auténticos buques insignia para darle un nuevo aire al género de plataformas y puzles, Adrian Lastra, el creador de Planet Alpha junto con Tim Løye Skafte y Tim Börrefors, ha querido recorrer un camino parecido con su magnum opus, un plataformas de scroll lateral con una pequeña ración de puzles. Para ello no se ha escatimado esfuerzos en el apartado artístico mostrando un mundo alienígena de aspecto verídico, lleno de color y con criaturas majestuosas que harán que nos detengamos a realizar capturas de pantalla solo para inmortalizar esas bellas estampas. El argumento no tiene un desarrollo explícito, no hay textos ni diálogos, y la trama no va más allá de situarnos sin mayor explicación en un bello planeta desconocido que se ve amenazado por la invasión a gran escala de un ejército de robots que intentarán ser rechazados por los seres del lugar.
Como hemos dicho al comienzo, la apuesta All In que se ha hecho en el apartado creativo es inequívoca y para ello se nos muestra un planeta que por momentos recordara a Pandora, el mundo ideado por James Cameron, o a Felucia, un planeta de vegetación exuberante perteneciente al universo Star Wars. El problema al recrear esta clase de escenarios es que si no se hace bien suelen pecar de falta de realismo, algo que suena contradictorio en un mundo virtual puramente de ficción, pero que es rápidamente apreciable si el entorno, la fauna y la flora no responden a unos mismos patrones lógicos y físicos que identifique el jugador. Y en este sentido hay que decir sin tapujos que Planet Alpha es un éxito rotundo ya que nuestro personaje, un explorador espacial enfundado en traje y escafandra durante toda la aventura, irá empequeñeciéndose ante la majestuosidad de los entornos que combinan diseños poliédricos para montañas o grandes estructuras, y contornos con acabados algo más pulidos y redondeados en el caso de enemigos, animales o todo tipo de plantas de diverso tamaño. Destacando eso sí que no se busca la excelencia técnica en texturas, animaciones o diseño de personajes.
Los escenarios nos tendrán ocupados a lo largo de unas 4 o 5 horas, dependiendo de si nos detenemos más ante los desafíos que nos vayan surgiendo en nuestro avance. No hay fases definidas entre sí, aunque el juego está dividido en una decena de capítulos sin corte entre sí que podremos jugar cargándolos de modo independiente conforme los hayamos superado. Estos capítulos nos llevarán a través de frondosas junglas de mil colores, llanuras salpicadas con hierba de tonos verdes, rojos, amarillos o morados, pirámides antiguas, el propio núcleo del planeta o nidos subterráneos de insectos autóctonos que parecen salidos directamente de Starship Troopers. Todo ello mientras disfrutamos de unos efectos de sonido que con medida austeridad y junto a una cuidada banda sonora instrumental y ambiental, van endulzando en todo momento nuestro avance.
Con este nivel tan alto en el plano audiovisual, la pena es que no todo reluce igual en el cómputo general de Planet Alpha y aquí va a depender más de qué valor le demos a cada elemento de la balanza. Y es que en el apartado jugable, el título creado por Lastra y compañía no supone casi ningún reto para el jugador más allá de plataformas simples y repetitivas con escasa interacción con elementos en el escenario. Lo que en un primer momento parece ser el típico tutorial de “muévame esa roca allí que no alcanzo ese saliente” se confirma rápidamente en que será una mecánica reiterativa más allá de la saciedad y para más inri, la exploración de escenarios en el plano horizontal y vertical es tan limitada que no tendremos más que volver unos metros sobre nuestros pasos para encontrar el elemento interactivo que nos permita continuar.
Planet Alpha recurre en parte al espíritu de Rime, el preciosista título de Tequila Works en el sentido de no querer frustrar al jugador en su progreso, algo que sí que podían hacer los juegos de Playdead por momentos. Por ello echa mano de puzles francamente sencillos donde tendremos que usar a los seres autóctonos, plantas y escenarios en nuestro favor para evitar morir a manos de las fuerzas invasoras. Pero cuidado, despeñarnos por un risco, morir devorados o bajo los pies de los gargantuescos animales del planeta también serán peligros a tener en cuenta.
Si tenemos que distinguir cual es el sello de identidad de este juego, este va a venir marcado por una alteración a nuestro antojo del ciclo día y noche que nos permitirá hacer florecer vegetación para usarlas de plataformas o bien esquivar peligros o atacar enemigos. Tomemos esto de “atacar” como una mera forma de hablar, ya que nuestro astronauta únicamente puede saltar e interactuar con ciertos pedestales místicos o interruptores según avanzamos en la trama, pero sí puede usar el escenario a su favor para librarse de los robots.
La poca interacción con el escenario hubiera podido propiciar una mayor inmersión en la trama, pero tampoco llega al punto de ser un walking simulator ya que sobre todo en alguna fase oculta a modo de coleccionismo, tenemos un plataformeo con baja gravedad que requerirá algo más de ingenio y pericia sin ser en ningún momento, algo fuera del alcance del jugador más casual. Precisamente por esto que comentamos la narrativa del título nos ha dejado algo tibios ya que no se han aprovechado todas las herramientas que se planteaban para narrar una historia con algo más de profundidad. Eso sí, la recta final del juego tiene un crescendo en el apartado argumental e incluye un interesante giro que aun así no termina de dar relumbrón a la obra.
Planet Alpha tiene el mimo artístico de unos creadores que llevan tiempo macerando una idea a la que no se ha sabido sacar toda la punta que permitía su potencial pero no obstante plantea una experiencia audiovisual muy interesante que el paladar de los amantes de la ciencia ficción agradecerán.
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