The Last Guardian

19 diciembre, 2016 0 Por furgonetero
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10 años hemos tenido que esperar para poder disfrutar de The Last Guardian.

Si os dais cuenta la mayoría de reseñas y análisis que leeréis u oiréis empezaran de una forma similar a esta. Todas arrancaran con alguna frase parecida. Y esto es por una razón muy sencilla: porque es cierto.

10 años, y una generación de consolas en blanco, es lo que ha tardado el genial Fumito Ueda en dar forma a su última creación, a su última obra de culto. Más de 3650 días en los que el genial Team Ico ha estado gestando, madurando, una historia llena sentimientos que nos dejara a todos sin palabras, con la boca abierta y con las emociones a flor de piel. Y es que estamos ante la enésima prueba de que los videojuegos pueden ser algo más que simple entretenimiento digital, de que pueden atravesar la pantalla para tocarnos el corazón, que pueden ser alegría, pena, jubilo o tristeza…pueden ser amor…sentimientos… y sobre todo pueden ser arte.

The Last Guardian cuenta una historia sobre la amistad, de cómo nace y de cómo se va forjando y endureciendo con el paso del tiempo. Pero no os preocupéis ya que no os vamos a contar nada más en este análisis, ya que ir descubriendo poco a poco cual es la relación entre el niño y la bestia es parte de su magia. Fumito Ueda nos cuenta esta historia sin articular palabra, apenas unas frases del narrador nos acompañaran en nuestra aventura dando apenas unas pinceladas del mundo que nos rodea. El resto de la historia se deja en manos de la poderosa narrativa visual de la que hace gala el titulo, que es seña de identidad del estudio nipón, y a su increíble banda sonora. A día de hoy me sigue sorprendiendo como son capaces de presentar y luego dar coherencia a una historia sin necesidad de diálogos y los pocos que hay son en el habitual idioma inventado que siempre usan en sus juegos.

A nivel jugable no presentan nada nuevo, es una aventura lineal de resolución de puzles de manera cooperativa con un compañero. Lo que hace de este titulo un juego único es Trico, han creado al mejor compañero que se ha visto jamás en el mundo del videojuego. Y no porque sea una criatura adorable o entrañable, si no porque Trico no es tu esclavo. No estamos ante el marine espacial que hace lo que le digas cuando le digas, o el aventurero con  la mejor puntería del mundo. Trico es un animal y se comporta como tal, no hace las cosas cuando se las ordenas, las hace cuando él decide. Esto no es porque este mal programado, al contrario, el comportamiento de su IA es asombrosamente real  y cualquiera que tenga o haya tenido una mascota podrá dar fe de ello. No es raro sorprender a Trico entretenido con algún objeto del escenario o saciando su curiosidad y husmeando por algún agujero en la pared. Este comportamiento tan “real” hace que los puzles adquieran una nueva dimensión ya que tenemos que hacer que nuestro compañero nos preste atención  y luego indicarle lo que debe hacer. Hay que añadir que conforme avanza nuestra aventura y los lazos entre ambos se hacen más fuertes Trico se va volviendo más obediente, pudiendo darle cada vez ordenes mas complejas.

Tengo que apuntar que he leído en varios análisis que los puzles en The Last Guardian son muy sencillos o que se han casualizado demasiado. Tengo que disentir de esta opinión. Los puzles no son mas sencillos, simplemente son mas coherentes. No nos encontraremos atascados en un puzle mas de 10 minutos, ni nos desesperaremos porque no encontramos la solución correcta para poder avanzar. Todos están al servicio de la historia e insertados inteligentemente para que no corten en ningún momento el ritmo del juego.

En The Last Guardian pasa un efecto similar a lo que ocurre con una pintura al oleo, cuando te acercas demasiado y prácticamente pegas la nariz al cuadro se pueden ver los brochazos y puede parecer que nada tiene sentido o que están dados sin orden, al azar. Pero conforme nos alejamos, las pinceladas al azar van conformando la imagen y el resultado puede llegar a ser espectacular. Con The Last Guardian pasa algo parecido, es un juego que lleva desarrollándose mucho tiempo y si prestamos atención podemos ver texturas desfasadas o alguna animación no es como debería pero luego cuando te alejas un poco y vas viendo como cada hoja de cada árbol esta animada individualmente o como el césped se mueve al compas del aire, cuando realmente eres consciente de las dimensiones y tamaño del escenario y de que todo en él tiene vida, entonces te das cuenta que estas ante una pequeña maravilla. El uso que hace de los efectos de partículas y luz son sencillamente increíbles. La sensación de estar cegado por el sol al salir del interior de un edificio, las motas de polvo brillando en un haz de luz que se cuela por una ventana. La sensación de maravilla que te envuelve mientras ves como Trico corre por el escenario o todo el arte e imaginería que se ha usado para crear este asombroso cuento de hadas, todo el tiempo y trabajo invertido cobra sentido cuando ves todo el conjunto en movimiento. Todo genialmente acompañado con una increíble banda sonora compuesta por Takeshi Furukawa, una banda sonora con reminiscencias a ICO o Shadow of the Colosus y que esta genialmente interpretada por la Sinfónica de Londres.

Con todo lo dicho sobra decir que el juego nos ha encantado, y las 10 horas invertidas en terminarlo han sido una experiencia más que satisfactoria. Un viaje por las emociones que todo el mundo debería de estar obligado a hacer. Estamos ante el que será por meritos propios el juego del 2017, ante una Obra de arte.