Horizon: Zero Dawn, Salvajemente bello

10 abril, 2017 0 Por Oscar Garcia
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De acuerdo, imaginad que el mundo, por un motivo u otro, se ha ido al traste, la naturaleza ha vuelto a colonizar buena parte del mundo, haciendo desaparecer gran parte de la huella humana. El mundo vuelve a ser salvajemente bello y la vida humana, tal y como la conocemos, ha dejado de seguir su curso… o quizás no del todo. Porque el reinicio que nos presenta Horizon: Zero Dawn es el que ya se nos ha contado a través de la historia: la gente se distribuye en grupos tribales, con un desarrollo mayor o menor de sus tecnologías rudimentarias (se visten con pieles o armaduras, se defienden con arcos y lanzas…), con un peso mayor de la fe en la divinidad. Todo ello nos recuerda a nuestro propio pasado como ser humano, pero recordemos que todo esto sucede en un futuro lejano en el que quedan rastros de nuestra teconología y, sobre todo, en un mundo en el que hay ¡animales robotizados! Sí señoras y señores, en la tierra pastan robots  tremendamente avanzados que se asemejan a los animales que hoy día habitan nuestro planeta.

Nosotros seremos Aloy, una paria que vive repudiada por su tribu, los Nora, que desconoce su propio pasado. Por culpa de un ataque de otra tribu, nos veremos obligados a cruzar las puertas de nuestro pequeño poblado en busca de respuestas: ¿por qué nos han atacado? ¿quién era nuestra madre? ¿qué es esa corrupción que convierte a las máquinas en seres violentos y asesinos? Y, los más importante, ¿qué ha pasado con el mundo? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Sin duda, el argumento está muy bien construido, siempre llamando a las puertas de nuestra curiosidad para incitarnos a continuar, pero sin llegar a emocionarnos sobremanera.

Pero sin duda, donde brilla con luz propia es en el apartado gráfico: basado en el motor DECIMA, desarrollado por Guerrilla, la belleza del mundo que recorreremos es de lo mejor que hemos podido ver en esta generación. Los cambios de luz, el movimiento de las ramas de un árbol al moverse mecidas por el viento, las aguas que corren en el río, las cascadas que caen rugiendo y con furia, la niebla que se levanta de madrugada, las sombras que se mueven… Como podéis ver, los detalles son infinitos y aunque la interactividad con el entorno es baja (más allá de recolectar recursos), ello no resta ni un ápice al entorno que observamos: es un mundo vivo, con los animales correteando, los robots asemejando el comportamiento de caballos, cocodrilos, águilas… los clanes luchando contra ellos, etc.

Pero no todo se basa en la potencia visual, el juego hace gala de unas mecánicas jugables muy envidiables y totalmente adictivas. Para empezar, nuestro arsenal se compone de varias armas (cierto, no excesivas): arco de caza, arco de precisión, aturdidor, trampas explosivas, lanza… un arsenal los suficientemente variado para que podamos realizar diferentes estrategias a la hora de atacar a nuestros perseguidores, ya sean humanos o robots. Y es que, a la hora de atacar a los robots, no podremos únicamente atacarlos a base de flechas, tendremos que planear bien nuestros movimientos, pues normalmente sus ataques merman rápidamente nuestra salud y caeremos pronto. Por supuesto, salir victorioso de las batallas y cumplir misiones nos reportará exeperiencia que nos hará ganar nivel y puntos de habilidad que nos ayudará a desarrollar nuestro árbol de hablidades: podremos mejorar nuestro ataque, nuestra capacidad para hackear máquinas, nuestro sigilo, nuestra habilidad de recolectar más elementos… Un abanico lo suficientemente amplio para no abrumar pero, a la vez, de dotar de gran dinamismo a las mecánicas del juego. Os aseguro que no nos aburriremos nunca.

Y es que vayas donde vayas, siempre hay cosas por hacer y descubrir: si la historia principal ya puede llevarnos unas 25 horas, las misiones secundarias alargan la vida del juego considerablemte. Limpiar zonas corrompidas, los asentamientos de los bandidos, las misiones de caza. Pero si hay una secundaria que brilla con luz propia son las que tienen que ver con los calderos: una suerte de factoria de máquinas en los que se esconden secretos que nos ayudarán a mejorar nuestra suerte en el campo de batalla.

A todo esto hay que sumarle un buen doblaje: por supuesto, Michelle Jenner destaca sobre el resto, pero hay voces muy bien conseguidas, con la suficiente variedad. Pero no nos engañemos, algunas otras están totalmente fuera de lugar, con una expresividad muy deficiente. Por suerte, la banda sonora tiene un muy buen nivel, con música ambiental perfecta para nuestros trayectos por el ancho mundo, pero también con un registro más frenético para las batallas contra las máquinas. Y lo mismo de los efectos sonoros: el agua, el viento, la lluvia, las máquinas… todo se oye de manera espectacular.

Dicho todo esto, no nos queda más que recomendaros que os acerquéis sin miedo al mundo de Aloy: un mapeado extenso, un potencial gráfico digno de esta generación, un argumento interesante y una jugabilidad exquisita es lo que nos depara esta excelente obra de Guerrilla. Caminaréis con temor por lo desconicido que os depara en estos salvajes parajes, pero sin duda quedaréis maravillados por la hermosura de un mundo que respira vida. Seguir los pasos de Aloy en este reinicio de la humanidad es, sin duda, una de las experiencias de esta generación que no debéis dejar pasar de largo.